Diario del Estado de Alarma (Día 69): ‘Cuando un tonto coge el camino…

Análisis de la situación nacional y de la Tauromaquia






El personaje de Tom Hanks en Forrest Gump definió genial y concisamente a un tonto: “aquel que hace tonterías”. Entiendo que, a veces, la máxima inteligencia tiene sus días de asueto y abre la puerta a la estupidez. Pero asistimos, en los últimos años, a una especie de frenético concurso de tonterías, tantas que, siguiendo la estela de Forrest, la multiplicación del tonto es otra pandemia. Un tonto es, en principio, inocuo y no contagia su tontería. Un tonto sumado a su popularidad y redes sociales, es un peligro porque extiende la tontería más allá de las fronteras de su ser. El último ejemplo, la tontería recurrente del actor Daniel Guzmán, cómo no, a Cayetano.

Dice Guzmán respecto a un mensaje de Cayetano, que éste “insta a un golpe de estado”. Primero, no entiendo a qué cosa insta Cayetano, toda vez que no existe un “golpe de estado”. Podría ser un golpe a un estado civil, soltero, casado, un golpe al estado de Texas, un golpe al estado de melancolía. Si a lo que se refiere el actor es a un golpe contra el Estado jurídico actual de España, debió haberlo escrito, como hombre de cultura y educación, de forma correcta: “golpe de Estado”. Golpe con minúscula y Estado con mayúscula. Entre estado y Estado existe una distancia conceptual kilométrica, la misma que separa al tonto del que no es tonto. La misma que separa a un “se para” con un “separa”. Suena igual, pero no es lo mismo. La gente de la Cultura o de la cultura tiene ciertas obligaciones.

‘Dice Daniel Guzmán respecto a un mensaje de Cayetano, que éste “insta a un golpe de estado”. Primero, no entiendo a qué cosa insta Cayetano, toda vez que no existe un “golpe de estado”’ 

Dicho esto, y suponiendo que el señor Guzmán quería referirse a un “golpe de Estado”, la cuestión amplía la tontería hasta el espacio de la tontería universal. Porque no hay nada en los mensajes de Cayetano que animen a nada que se parezca a instar a un golpe de Estado. A un golpe de estado, tampoco. Insisto, no existe. Pero en estos días las gentes capaces de escribir “golpe de estado” suelen levantarse por la mañana a ver si Cayetano ha escrito algo. Y lograr a través de un “golpe de estado” subir el estado de su popularidad. Cayetano se ha convertido en el mejor vehículo de la popularidad de los que son capaces de escribir por “la va cagando” un “la vaca gando”. Jamás logró el señor Guzmán tal éxito en Twitter en su vida.

‘Si a lo que se refiere el actor es a un golpe contra el Estado jurídico actual de España, debió haberlo escrito, como hombre de cultura y educación, de forma correcta: “golpe de Estado”. Golpe con minúscula y Estado con mayúscula’

Además de estas apreciaciones, de tanta pandemia de tonto utilitarista del que no lo es, estas gentes que saben escribir perfectamente “golpe de estado”, piensan que el estado de la Tauromaquia y de los toreros, además de ser un fósil anacrónico, es y son una especie de gentuza golpista o facha. Se basan en dos talentos; el talento de su tontería y el talento de su ignorancia. Gente del cine que no se sabe ni la historia reciente de su cine. Gente de “izquierdas” que no se sabe la historia reciente de la izquierda política de su país. Intento recordarla una y otra vez en este diario del estado de alarma.

Un día habría de proponer alguien un debate sobre el cine y las izquierdas políticas en el que debatieran gentes de cine, de la izquierda política y del toreo. Yo me apunto, claro. En este tipo de debates no existe el refugio de Twitter, que da pie al gatillo fácil y al mensaje facilón, ocurrente y recurrente. Las gentes de cine y de la izquierda, si nos paramos a pensar, nunca hablan del cine ni de política de izquierda. Nunca. Creen que el cine es un algo que no es otra cosa que ellos mismos. Creen que la política de izquierdas es algo que pertenece en exclusiva a los políticos de izquierda actuales.

Que es tanto como decir que el cine son ellos y la política de izquierdas son ellos. No, hijos, no. La política y la cultura sobrevive desde el acto de trasladar las creatividades e ideas desde atrás hacia adelante. Y ser consecuentes y leales con ellas. ¿Cine? Juan Bardem, Luis Buñuel. Visconti, Berlanga, los Taviani, Rabal, Orson Welles, Ava Gadner… ¿Política? Semprún, Marcelino Camacho, Múgica, Tierno Galván… Yo me doy por enterado. Ni los conocen ni los quieren conocer. No les interesa nada que no sean ellos y resulta que ellos no son el cine, como tampoco son la política de izquierdas. El toreo podría darles lecciones contemporáneas de cómo avivar, proteger, producir y hasta subvencionar cultura, cine y política de izquierdas en la época en la que un golpe de estado era un golpe de Estado. Que no es lo mismo, señor Guzmán.

PD. Sobre la fotografía: el actor pasando un mal rato frente a una vaca. Puede que el camino se termine, pero el tonto seguirá caminando. Imagen publicada en el diario El País el 27 de agosto de 2006.

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