Diario del Estado de Alarma (Día 59): ‘El nazi perfecto’

Análisis de la situación nacional y de la Tauromaquia



Cuando la tecnología nos dio la libertad de una herramienta para expresar a muchos lo que uno piensa, comenzó el camino hacia atrás de la libertad. Un curioso efecto contrario. El porcentaje de ira que se mueve en las redes sociales de unos contra otros es una peste anterior a esta peste. La discrepancia argumentada de una forma u otra es la sal de toda convivencia de ideas o principios. Pero asistimos a la creación de un increíble, grande, extenso, feroz tribunal inquisitorial en contra de la libertad de pensamiento y de expresión. Con una paradoja: que se hace en nombre de la libertad. Con otra paradoja: la corriente censora, violenta y radical que vierte su ira en las redes sociales viene de los dedos de las generaciones más jóvenes.

El barómetro de toda cultura es su tolerancia. La nuestra debe de ser escasa porque es gigantesca la intolerancia. Hay un apetito de ira desmesurado, mucho más en los más jóvenes. Un ejemplo: el diario titulado “Querida Princesa” (titular nada nuevo pues hay poemas, novelas y hasta canciones con esas palabras) trataba de ser una argumentación, una, basada en una forma de pensar, una, y mencionando a hombres y mujeres de la cultura histórica sin otro objetivo que hacer que quien piensa en su verdad, en este caso la actriz Sara Sálamo, pueda pensar que existen otras verdades tan legítimas con la suya. Nada más.

‘Hay un apetito de ira desmesurado, mucho más en los más jóvenes. Un ejemplo: el diario titulado “Querida Princesa”’ 

El río de respuestas, desde la misma Sara (sin violencia, cierto, pero con una sobrevaloración un tanto gratuita respecto a mi “machismo”) a sus seguidores, unido a los mensajes privados, correos y llamadas, se podría mostrar en el más amplio escaparate de una ira de joven edad sumada a una violencia radical inusitada. Un Tribunal de la Inquisición extenso. Uno cree que habita en una falsa realidad o en un mal sueño: no es posible que calificativos como nazi, asesino, torturador, puedan ser dirigidos a nadie día a día, hora a hora. Y que, la mayoría sean lanzados por componentes de una generación que desconoce profundamente el alcance real de cada uno de esos insultos.

‘El río de respuestas, desde la misma Sara (sin violencia, cierto, pero con una sobrevaloración un tanto gratuita respecto a mi “machismo”) a sus seguidores, unido a los mensajes privados, correos y llamadas, se podría mostrar en el más amplio escaparate de una ira de joven edad sumada a una violencia radical inusitada’

La relación entre un torero o afín al toreo con un nazi es similar a la relación de Lorca con Hitler. De Picasso con Stalin. Pero, si argumentas estas cuestiones, lejos de tratar de acceder al mismo, la respuesta es el acoso y la violencia. Pensar hoy es cuestión secreta. Porque la libertad de pensamiento, que es anterior a la libertad de expresión, es inexistente. Avanzo en este argumento con un ejemplo. Lamento muchísimo que Julio Anguita, un político comunista con el que no coincido en la mayoría de sus postulados, esté ingresado grave en un hospital. Lo lamento en la misma proporción que he respetado siempre su argumentación culta, tolerante, cabal.

La idea de libertad de Anguita es la que comienza siempre con el convencimiento de que él lucharía para que todo el que piense distinto a él, tenga la libertad de pensarlo y de opinarlo. Sucede que pertenece a la generación en donde llamar asesino o nazi era un delito. Hoy, con la lenta ley de pasos de plomo, llamar a alguien asesino y torturador no sólo no es delito, sino que se acoge a la libertad de expresión. Una obscenidad que nos lleva a donde estamos. Que consiste en una sociedad que ha devaluado y contaminado al máximo los derechos y libertades logrados en tanto tiempo por generaciones de los nuestros que murieron, lucharon y de la jugaron contra el nazi y el torturador.

‘La relación entre un torero o afín al toreo con un nazi es similar a la relación de Lorca con Hitler. De Picasso con Stalin. Pero, si argumentas estas cuestiones, lejos de tratar de acceder al mismo, la respuesta es el acoso y la violencia’

La semejanza entre un político como Mújica o Anguita o Suárez con un político actual es idéntica a qué tiene que ver el arroz con el plomo. Todo es reflejo de todo. Si un líder político en el Parlamento, a razón de seis mil euros al mes, llama a su rival asesino, franquista, o similar, no podemos pedir que en el espejo social haya otros reflejos. Pero hay, además, un efecto multiplicador de esta forma de hacer “parlamento” cainita, al llevarlo a las redes sociales. No hay nada que se multiplique más y mejor, no hay nada que tenga una fecundidad más prolífica y veloz que la ira. El coito que la multiplica es la intolerancia y ésta viene multiplicada por la ignorancia.

Porque la madre de toda violencia es el reinado de la ignorancia. De torero, tras una intensa campaña en décadas y décadas, se ignoran nombres, actos, contenidos, argumentos, razones, aportaciones, evoluciones… Se ignora y, al mismo tiempo, se la violenta de forma grosera. Delictivamente incluso. Pero sobre todo, grosera, soez. El filósofo Alejandro Dolina dijo que “la ignorancia es mucho más rápida que la inteligencia. La inteligencia se detiene a cada rato a examinar; la ignorancia.., pasa a gran velocidad y nada le llama la atención. Así llega rápidamente a cualquier parte, especialmente a las conclusiones”.

Pero, claro. Torero. Filosofía. Pensamiento. Cultura. Historia. Nombres perfectos para eso que llaman bot o palabras para denominar al nazi perfecto.

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