Diario del Estado de Alarma (Día 64): ‘Toreros, esa otra peste’

Análisis de la situación nacional y de la Tauromaquia



Primero me aconsejaron que no estudiara periodismo. Un asunto de mala vida, me decían. Luego me aconsejaron que nada de periodismo taurino. No tiene futuro, me decían. A ambos consejos los pasé de pitón a pitón. Con el tiempo, aprendí a que mi trabajo nunca tendría “calidad” periodística por ser sobre toros y toreros. Luego entendí que libro que escribiera fuera de lo taurino, libro que sería apartado. Hace dos meses una distribuidora que dio certificado de calidad a mi segunda novela, rectificó a los dos días para romper el contrato porque yo era “activista taurino”. No sé lo qué es eso, pero por si acaso, a mucha honra. Y no me quejo. Me quejo hoy, denuncio hoy el trato inhumano, humillante y vejatorio a los toreros por parte del Estado. Toreros, esa otra peste.

En este bendito y jodido país, tan repleto de elfos, hilanderas, mamarrachos y trileros de poca monta, su Gobierno ayuda a quien sea siempre que no sea torero. No hallaremos un país de medio pelo en su desarrollo y libertades, que a un profesional legalizado, visado su carnet por una entidad o Ministerio, regulado en sus pagos y obligaciones, se le niegue el pan y la sal de la ayuda en estos días. Pero en España sí. Los toreros. A ver si se joden. Peste. Carne de horca. Tipos de caverna.

‘Un torero es un despojo social, un ciudadano sin ciudadanía en derechos, un portador del virus del atraso, del maltrato, de la España de pandereta, del franquismo, del fascismo. No los matamos porque no hay pena de muerte. Pero los matan’

Ya se sabe que la nevera vacía llora más en casa de quien no es torero y, en consecuencia, hay que ayudar a que le entren huevos y leche. Un torero es un despojo social, un ciudadano sin ciudadanía en derechos, un portador del virus del atraso, del maltrato, de la España de pandereta, del franquismo, del fascismo. No los matamos porque no hay pena de muerte. Pero los matan. Cada vez que se humilla a un hombre, se le está matando. Cada vez que el trato es desigual, sectario, vejatorio y despectivo, se le está matando. Uno a uno se les mata. Uno a uno se les fusila, uno a uno. Diezmados por la hipocresía de una nueva política que lleva décadas señalando a cada torero como un apestado.

Todos los males de España pasan por el toreo y los toreros, porque son asesinos convictos y confesos. Cada vez que un torero ha logrado algo, ha sido por la puerta de atrás. A escondidas. Que no enteren. Estamos negociando por detrás. No alertemos que podemos dar toros en Barcelona, que se mosquean. Que no sepan que estamos intentando dar toros en Quito, que se oponen. Que nadie lo sepa. Esperemos la limosna a hurtadillas. Llegará a nuestro maquis de exiliados y proscritos el pedazo de pan. Qué mierda, coño. A eso hemos llegado. Ese ha sido el trato. Con esas hemos vivido.

‘Mi abrazo y solidaridad con cada torero que anda mirando de reojo a la nevera. Sé que en la mirada hay dignidad. Y espero que, a partir de ahora, ningún estúpido más sobe la bata de esos políticos que se pasean por los callejones gratis mientras le damos las gracias’

Mi abrazo y solidaridad con cada torero que anda mirando de reojo a la nevera. Sé que en la mirada hay dignidad. Y espero que, a partir de ahora, ningún estúpido más sobe la bata de esos políticos que se pasean por los callejones gratis mientras le damos las gracias. Ministro Ábalos. La capacidad de olvido del lugar donde uno viene es directamente proporcional a la falsaria estampa de hombre amigo. La historia reciente del toreo está repleta de deslealtades, mentiras y usos por parte de tipos de este calado humano.

Hubo una vez un país en el que un colectivo entero fue devaluado incluso por los tribunales de justicia. En donde una y otra vez no se considera como tal. Y, sin embargo, somos colectivo para no entrar en ayudas, cumplimiento de leyes, acosos, ataques continuados. Hubo una vez un país con un partido con sentido de Estado y de país, el PSOE, que dejó de serlo por razón de gobierno. Mala razón histórica. Hubo una vez un Gobierno cuyo vicepresidente habla como un mitinero cada vez que alza la voz. Pablo Iglesias: “nuestros hijos nos obligarán a no comer carne algún día”. Literal. Mal asunto cuando un hijo obliga a nada a un padre. Obligar. Prohibir. Lo llevan en la sangre, es su querencia a todo lo que no sean ellos mismos.

A los toreros les digo que aguanten. Banderilleros, picadores, mozos de espadas, ayudas. A todos. No sois inferiores sino diferentes. Cuando se os rechaza no es porque lo que dice vuestro carnet profesional sea inferior en grado alguno a otro profesional. Es por odio sectario, por cobardía, por asco y repulsa hacia el toreo. Nada ganáis renegando de lo que sois. Yo tuve esa tentación. Pero ya no considero inferior en talento a ninguno que haya juntado cinco o seis frase son intención literaria. Todos juntos pegados no alcanzan vuestros tobillos. Todos los de fuera del toro a los que se la hacen reverencias por sus libros, no alcanzan los míos. Fin de la falsa modestia. Fin del mendigar. Llegó la hora de exigir.

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