Diario del Estado de Alarma (Día 68): ‘Un torero comunista en la calle Ferraz’
Análisis de la situación nacional y de la Tauromaquia
Una vida más tarde, varias muertes más tarde, alguien murmuró que sólo nos faltaba Domingo. Nos miramos y era verdad”. Jorge Semprún, alias ‘Federico Sánchez’, recordando al torero Domingo Dominguín (en “Federico Sánchez se despide de ustedes”).
Ya no vuela Mundo Obrero por los aires de la Calle Ferraz como esa noche. Cuando el torero Domingo Dominguín había dejado en la terraza los panfletos subversivos en la era dura del franquismo. Se levantó ese viento que multiplica la libertad que tiene el aire por la Casa de Campo y Debod, y los lanzó al aire como plumas de paloma. En esa casa torera se refugió la flor y nata del PCE. Escondidos se libraron del talego Jorge Semprún, Marcelino Camacho y toda la grey comunista. A pocos metros de esa casa, hoy, en Ferraz, qué paradoja, sede del PSOE, vuelan las plumas de cuervos de Podemos. Un comunismo molovtoniano inculto hasta las cachas que escupe sobre la izquierda culta y torera de España.
Subió raudo el sereno, acostumbrado a esas cosas “del torero” y dio la alarma y más raudo bajó la familia a salvar los panfletos. Me pregunto cómo es posible que, sólo por respeto y memoria, no haya nadie en la izquierda de Ferraz que no sienta sonrojo y vergüenza de tanto ataque contra el toreo. O gente del cine, callada sin memoria. Estimados Bardem, su antepasado Juan Antonio, junto con un torero, un Dominguín, crearon la productora UNINCI, que parió cintas como Viridiana o Bienvenido Mr Marsall. Que rescató y dio trabajo a Berlanga, Luis Buñuel, Rabal, Canet. Pero ni la gente de la política sabe de política ni la gente del cine sabe de cine. Porque para saber de las dos cosas se necesita saber del toreo.
‘Me pregunto cómo es posible que, sólo por respeto y memoria, no haya nadie en la izquierda de Ferraz que no sienta sonrojo y vergüenza de tanto ataque contra el toreo. O gente del cine, callada sin memoria’
Cuando Lorca habló del toreo como el espectáculo más culto y más injustamente despreciado, hablaba de la cultura vasta y libre de la Residencia de Estudiantes, por tanto de un torero, Sánchez Mejías. Y hablaba en futuro de la España de la izquierda comprometida, en donde otro torero, arropado por toda su familia de toreros, salvaron, promocionaron, dieron de comer a todos los grandes del PCE y a todos las gentes de la cultura prohibida de entonces. Sánchez Montero, Semprún (que usaba el alias de Federico Sánchez) Pradera, Aldecoa, Celaya, Múgica, Marcelino Camacho, Alfonso Sastre, Rafael Alberti…
Me viene a la memoria un conductor chaparrito y andaluz, con dos manos como manoplas, Jose El Pitu (sin el gorro de Pitufo) que siempre que hablaba de paradojas, coincidencias malvadas e injusticias del tiempo, decía sentenciando: “La vida nos depara caracteres insospechados”. La frase es al tiempo, una aberración semántica y una sentencia. Se traduce así: cómo es posible que el destino sea tan cabrón de que la historia de una misma calle, la de Ferraz, contemple cómo la gente de una casa que existe gracias a otra casa, permita la indecencia contra quien le allanó la libertad. Una es la del PSOE, y a tiro de piedra, estaba la de los toreros Dominguines.
‘No existiría hoy el cine con su historia a cuestas sin esa casa de toreros. No existiría hoy la política en el hilo conductor de los Semprún, Camacho, Múgica, sin esa casa torera: la de los Dominguines‘
La verdad real, la verdad que no está en poder de la propaganda, no se puede tapar. No existiría hoy el cine con su historia a cuestas sin esa casa de toreros. No existiría hoy la política en el hilo conductor de los Semprún, Camacho, Múgica, sin esa casa torera. Gran parte de le cultura, de la literatura, de la poesía, del cine, de la política, tuvieron amparo, financiación, amistad y lealtad de toreros. En los brazos de Domingo, en esa casa, antes de salir hacia un tentadero, murió prematuramente Ignacio Aldecoa, el ‘Sthendal español’.
En una España de delación no hubo jamás en el gremio torero un delator, aunque se sabía quién escondía a quién. Tiene el toreo una sangre fiel y leal para con toda la sangre de valientes, sea cual sea su credo, porque la suya de sangre de valientes. Y sangre leal con la cultura porque la suya es sangre de gentes cultas. No existiría ni la cultura de hoy ni la política de hoy sin todas esas gentes que se relacionaron, cuidaron, retroalimentaron durante varias generaciones: Picasso con Luis Miguel, éste con Lucía Bosé, éste con Visconti, éste con Bardem, éste con Buñuel, éste con Domingo, éste con Semprún, éste con Alberti, con Palomo y éste con Botero, …y este otro con éste y con este otro.
Pero ¿qué país, qué cine, qué cultura, qué política que vive hoy fetén de los ecos de esas gentes superiores se permite la indecencia del olvido, de la traición, de la revancha con la mano que le dio de comer? Esta es nuestra política y nuestra cultura. Ningún medio, ninguna red social, ninguna tele abordará nunca esta realidad. Vamos camino de ser inculturalmente insuperables. Intolerablemente insuperables. Y un país inculto e intolerante, un país sin memoria, es un país rebaño con pastores que son lobos.
PD: En la foto, Domingo Dominguín y Hemingway. Murieron de la misma enfermedad. Los dos se pegaron un tiro.
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