Diario del Estado de Alarma (Día 41): ‘Los ganaderos se lo pasan muy cerca’

Análisis de la situación nacional y de la Tauromaquia


Nos pilló todo contra el toro. No sé si del todo o en gran parte, pero en contra. Cuando huimos de esa peste menor que fue la crisis financiera del 2008, a los ganaderos ya le habían aplicado la ley de fugas. De las patas de la mesa del toreo fueron los de mayor sacrificio, entre otras cosas porque sus bienes, además de ser bienes raíces, echaron raíces hace tiempo. Todo lo que tienen lo tienen ahí, en la tierra, no se pueden retirar de un pliego, de un concurso, de un nada. No es que no puedan, es que dependen de ellos. Y nadie se lo ha reconocido. El número de toros de tamaño y hechuras que han embestido en los últimos años es impresionante. Fruto de un sacrificio. Es el mejor toro de la historia. Pero nadie se lo reconoce. Y ahora, volver a empezar.

Las ferias de grandes tardes y faenas, el lanzamiento de toreros, las nuevas esperanzas se han fundamentado, en parte, en un sacrificio de reducción selectiva del toreo. Recomiendo al que tenga dinero y afición que vaya a las mejores ganaderías, porque, con lo que van a llevar al matadero en estos días, hacen, ya mismo, una muy buena. Porque los ganaderos van a mandar a la fábrica de filetes a lo mejor, no al deshecho. Los ganaderos son como el sector poblacional de las raíces, los abuelos, que llevan años aquí peleando por un mismo objetivo. Ahora nadie les hecha en cuenta y son prescindibles. Podríamos hacer extensiva esta reflexión al ganadero.

‘Los ganaderos son como el sector poblacional de las raíces, los abuelos, que llevan años aquí peleando por un mismo objetivo. Ahora nadie les hecha en cuenta y son prescindibles. Podríamos hacer extensiva esta reflexión al ganadero’

Habla y habla de la camada de este año como si este año fuera la clave. De la misma forma que hablamos y hablo de este quehacer político cuando la clave es qué política se va a hacer en los próximos años cuando gestionemos el estado de post-peste. Si una de reactivación solidaria en lo liberal y en libertad o si una de neo social populismo sin libertad. Porque se trata de eso. Dudo mucho que estas dos reflexiones, en el campo bravo y en campo de España se estén haciendo. Mucho me temo que estemos a punto del ser el manso perfecto, como decía ayer. Que nuestra rebeldía no dé más que para las redes sociales, en donde la valentía no tiene riesgo alguno ni responsabilidad.

Porque, de la misma forma que nadie ha alabado la excelencia de los toros y corridas claves en los lugares claves fruto de la reducción en selección de hace unos años, dudo que ahora se vaya a alabar cuando lavarse las manos es el gesto sanitario más eficaz. Y la sanidad del toreo no puede pasar, una vez más por los ganaderos. Porque, haciendo todos el mismo ejercicio de reducción (se habla de mandar al matadero la mitad de la vacada) sobre una reducción anterior, pasando de tener 14 corridas a 7, ¿Sabe el ganadero que precio tienen sus toros? ¿Sabe, si fijado el precio, cuándo lo va a cobrar? ¿Sabe si lo va cobrar alguna vez?. Cuando el bien es de raíz, anclado al tiempo y al tiempo de la tierra, todo presupuesto económico de sacrificio ni siquiera tiene la seguridad de hacerlo real.

‘Los ganaderos no pueden aspirar a una espera mejor si entre ellos la solidaridad o la comunicación brilla como el diamante de la ausencia. No creo que puedan hacer alarde de solidaridad. Y tienen mucho interés común. Ahora mismo deberían de estar hablando de qué modelo o patrón de reducción hacer. Ellos.’

Revisemos corridas de los años 80 y 90 de los mismos hierros que los actuales y comprobaremos que el toro tiene mejores hechuras. No digo que mejores que las de los años 60, digo respecto al pasado reciente. Y comprobemos que el de calidad ha salido con una calidad cumbre, el de traza, más, el bravo completo en mayor número, y hasta el de tragar sale dando un espectáculo válido e importante. Por un trabajo y un sacrificio. Y, sin embargo, creo que las exigencias narrativas y las críticas y las mitradas con lupa que han recaído sobre el toro, han sido demasiado agresivas. Porque la culpa siempre ha sido del toro y cuando hay algo de más es fruto de una invención pues alguien se inventó un toro. Es paradójico cómo en la narrativa de una faena de diez minutos alguien invente lo que un ganadero no inventa en toda su vida, un toro.

Claro que los ganaderos no pueden aspirar a una espera mejor si entre ellos la solidaridad o la comunicación brilla como el diamante de la ausencia. No creo que puedan hacer alarde de solidaridad. Y tienen mucho interés común. Ahora mismo deberían de estar hablando que modelo o patrón de reducción hacer. Ellos. Todos a compás de un mercado previsible. Para que, una vez más, la desunión haga que, ante un mercado distinto, estrecho y de escasa bolsa, las decisiones individuales creen en el propio mercado una inflación.

Un exceso que ponga el toro en un valor económico aún más bajo. Que sea prescindible una ganadería porque la otra tenga menos precio y no porque tenga menos bravura o calidad. Ellos sabrán, pero la peste y sus destrozos obliga a quitarse el sombrero ante esta gente. Cuando uno echa raíces, huir, además de cobardes, en imposible. Aquí, el que se queda quieto de verdad, es el ganadero.


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