Diario del Estado de Alarma (Día 36): ‘Narcotráfico virtual’

Análisis de la situación nacional y de la Tauromaquia




Me cuentan que los cárteles mexicanos del narcotráfico andan distribuyendo comida y ayuda a familias necesitadas. La prensa se hace eco de esto en Tamaulipas, Michoacán, San Luis Potosí y Jalisco, donde el Señor de los Gallos hace alardes de buen ciudadano. Dediqué cinco años a documentarme y escribir una novela (Narcohisteria) detenida hora en la imprenta como casi todas. Conozco el paño. Mi hermano país, país como éste de toros, anda entre las tinieblas de esta peste y quiero recordarlos. Payo, amigo y admirado, torero con el alma en la boca y el corazón en llamas, hubo de aplazar su boda. Todos aplazamos algo sin saber los plazos, que es lo que más en chinga nos trae.

M.G.R., oficial de la marina de los Estados Unidos Mexicanos, y aficionado a los toros, me dijo un día al pie de un block de notas, que en su país, hasta los ateos creen en Dios. Le dije que, en España, creemos en Dios metidos en el armario. Salir de él nos convierte en sospechosos de traficar con coca fascistoide. Hablé con él para ver cómo estaba. Me preguntó, si en España, los ateos, “ahorita”, si creían en Dios. “A güevo”, le dije, pero nomás que aquí dices “amén” por guasap y te certifican franquista anti progre.
Deseamos con toda fuerza salir de lo virtual, salir a la calle, vivir en la calle, y saldremos con el móvil a parir nuestros “memes” y a virtualizar en redes ese deseo de salir de esta mierda’

Seguimos creyendo en Dios, pero dentro del armario. Ni ahora ‘tantito’ nos liberamos. Porque en la peste nació una paradoja. Nunca como ahora nos dimos cuenta de que lo virtual es una mierda, pero seguimos aferrados a la misma mierda virtual. No se toca (agresor), no se besa (violador), no se grita un óle (maltratador de animales), no se le ve la boca a una mujer (machista), ni se puede caminar al compás de nuestros propios pasos. Deseamos con toda fuerza salir de lo virtual, salir a la calle, vivir en la calle, y saldremos con el móvil a parir nuestros “memes” y a virtualizar en redes ese deseo de salir de esta mierda.

No nos sedujo el llamado teléfono móvil, que no es teléfono, sino herramienta de secuestro de rebaño. Nos venció su caballo de Troya contra la cultura. En esta virtualidad que ahora se nos constata como una mierda de vida que se vive a través de los dedos, se alimentan las llamadas “fakes” que tanto preocupan ahora al Gobierno. Y sin embargo las “fake” no se parieron en lo virtual. Cada vez que acusaban al toreo de estar sobornado por los presupuestos públicos, era una fake. Cada vez que alimentaban dos Españas con la tumba de Franco, era una “fake”.
Cada vez que alimentaban dos Españas con la tumba de Franco, era una “fake”.

‘Ahí, en México, en otro país extensión de éste, también llora el toreo. Bueno, llora todo el mundo, consuelo de tantos. Ahí los movimientos son algo más y mis amigos dicen que deberían hacer como en España. No lo tengo tan claro’

Las mentiras nacieron antes de lo digital. Lo virtual es sólo una modalidad que adocena tanto el espíritu de combate que, ahora que tanto nos falta la libertad, que tanto nos la ocultan, nos la vigilan, nos la rastrean, nos eliminan de Facebook o de Twitter por taurófilos, renegamos del espíritu de combate en la vida real. En la calle. Me dice M.G.R. que está de acuerdo. Y añade con su sonido musical de mexicano norteño “no, carnal, pues ahí si te digo que si encerramos en el closet los puros güevos, ya si nos llevó la chingada”.

Pues sí. Puede que deseemos la libertad real sólo para alimentar con otros escenarios nuestra realidad virtual. Se nos hace consuetudinariamente reiterado virtualizar desde el salón y la cocina, chico mundo progresista. Porque no creo que, a la que nos dejen salir (cuidado con la frase, cuando nos dejen salir, manda cojones) salgamos para hacer de nuevo el pendejo. No para ser bravos con los mentirosos y los seductores de mentiras.



En esta virtualidad que ahora se nos constata como una mierda de vida que se vive a través de los dedos, se alimentan las llamadas “fakes” que tanto preocupan ahora al Gobierno. Y sin embargo las “fake” no se parieron en lo virtual. Cada vez que acusaban al toreo de estar sobornado por los presupuestos públicos, era una fake’

Ahí, en México, en otro país extensión de éste, también llora el toreo. Bueno, llora todo el mundo, consuelo de tantos. Ahí los movimientos son algo más y mis amigos dicen que deberían hacer como en España. No lo tengo tan claro. Lo tendría claro, por ejemplo, si no hubiera mentira tras mentira rectificada ni tanta pose evangélica telepredicadora ni tanta soberbia de gentes con títulos virtuales.

Pero eso puede ser sólo un ataque platónico de cómo quiero que sea mi país. Puede que la realidad real, la realidad sin estar en un armario, en una red social, comience y termine a las ocho de la tarde. La mía, la de la gente del toro, querido M.G.R., siempre fue a las cinco en punto de la tarde. Y duraba hasta las cinco en punto del día siguiente. Cuando suenan los clarines y hasta que vuelvan a sonar, una y otra vez en todas las historias pasadas y presentes.

Hasta el final de este pinche mundo virtual. Antes de colgar con M.G.R., le dije. Mira, no sé si en España también hasta los ateos creen en Dios. Pero sí te digo que cuando la gente sale a los balcones, a las ocho de cada tarde/noche, los gritos que escucho son el único instante de realidad no virtual de este increíble país llamado España. En esos gritos y voces hay un ADN taurino, seguro. No lo saben. Pero lo llevan dentro. Como se les ocurra sacarlo más tarde a la calle, cuando nos dejen salir, que echen a correr.


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