Diario del Estado de Alarma (Día 39): ‘Ni con todas las gomas de borrar del mundo’

Análisis de la situación nacional y de la Tauromaquia



Cojan una goma de borrar. Permítanse la posibilidad de eliminar con ella a todos los artistas, poetas, novelistas, dramaturgos, cineastas, cantantes, escultores, filósofos, ensayistas, y demás gentes de las artes y de la cultura de España que han participado, se hayan inspirado o hayan comulgado con el toreo, y el resultado será que han borrado con la goma de borra una gran parte de la cultura de España. Si hablamos de sector cultural, el toreo, o está dentro, o no existe la cultura. No se entiende cómo la “gente de la cultura” reivindica, con justicia, sus ayudas y desvelos lícitos del Gobierno y se excluya al toreo. Éste ha de pedir extramuros del “mundo cultural, siendo, legalmente, “Patrimonio Cultural de los Españoles”. Este divorcio entre una cultura y otra es propio del Edén cuando llegó la manzana.

Son cosas que suceden sin que exista una razón que no entre a formar parte del sectarismo por razón de imagen. Una especie de estigma de barbarie se ha incluido en la sociedad de lo cultural por la cual la gente de la cultura ha dado la espalda a una parte vital y esencial de la cultura de este país. La del toro. Parece como si, de un tiempo a esta parte la única actividad cultural no incluida en los Presupuestos Generales del Estado, la de la Tauromaquia, contamine como lepra estigmatizada a las gentes de “lo cultural”. No hace tanto tiempo, la comunión y comunicación, el roce entre todas las gentes de la cultura era algo natural en este mundo de los creativos.

El cómico (por extensión la gente de teatros y hasta del cine) era un nómada como lo era el torero. De tal forma que se encontraban aquí y allá, al partir en dos Españas con sus viajes. El torero con su esportón a cuestas. El cómico con sus atrezos. El mismo Lorca, son su Barraca de quita y pon fue beberere de la cultura. Como lo fueron Gallito o Belmonte. Hasta no hace tanto, en hoteles como el Ercilla de Bilbao y otros hoteles aún, tienen en su hall de entrada un ecosistema de cruce de caminos entre los artistas de toda escena, ruedo, tablas. El amarillo como color abyecto del toreo no nace de nada sino de la leyenda de la muerte en plena escena de Moliére, asunto que trasladaron las gentes del teatro a los de luces.

‘Parece como si, de un tiempo a esta parte la única actividad cultural no incluida en los Presupuestos Generales del Estado, la de la Tauromaquia, contamine como lepra estigmatizada a las gentes de “lo cultural”’

Este estigma, esta contaminación, sólo es posible desde un paludismo intelectual y contra cultural negacionista. Y sectario. Si alguien desde el mundo de la cultura es capaz de fundamentar en la historia de España y la historia del arte que ser del gremio de luces significa ser parte de la caverna social, ideológica y política, no solo miente sino que excusa hoy no argumenta. No hubo ni habrá otro arte mas transversal que el del toreo. Y, quizá, el mas de izquierdas hasta la Guerra Civil.

‘Es curioso cómo, cuando un actor o cantante habla de las demandas del mundo de la cultura, se olvida de los otros artistas. Los del toreo. Artistas que van a los toros, que, mantienen amistad, relaciones personales, afición y pasión por el toreo, son los primeros y que mejor se olvidan del toreo como cultura’

¿Franquismo? Pregunto a los cultos de la cultura y a los artistas del arte: acaso fue un torero, un cantante, un actor quien se levantó en armas? Acaso los años de la Dictadura fueron auspiciados por el toreo. Se lo pregunto al Ministro Ábalos: ¿no es más bien cierto que todas las artes hubieron de desarrollarse cuarenta años bajo el mismo régimen político? Por tanto, si todo cine, todo poema, libro, escultura o canción no son susceptibles de sectarismo o estigma ¿Por qué sí el toreo? ¿Qué razón hay para esta cuarentena de las gentes de la cultura? ¿Cuál es la razón de tanta enemistad, desapego, desprecio y hasta ira con el mundo del toreo?

Es curioso cómo, cuando un actor o cantante habla de las demandas del mundo de la cultura, se olvida de los otros artistas. Los del toreo. Artistas que van a los toros, que, mantienen amistad, relaciones personales, afición y pasión por el toreo, son los primeros y que mejor se olvidan del toreo como cultura. Claro que, las generaciones de toreros en la cima no se han prodigado ni en protestas, en alzar la voz a favor de la cultura, ni tampoco tienen una tendencia al uso y consumo de lo cultural. No parece que tengan querencia a un patio de butacas. Una lástima.

Cojan, señores de la cultura y del arte, una goma de borrar y no les daría la vida tiempo para borrar todo el arte y toda la cultura que el toreo, por afecto, desarrollo, inspiración o cariño ha provocado en infinidad de artistas nacionales e internacionales. Es un reto. No existen tantas gomas de borrar en el mundo para hacerlo.

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