Diario del Estado de Alarma (Día 30): ‘Buscando a un Echanove’
Análisis de la situación nacional y de la Tauromaquia.
A quien le preocupaba que se le fueran amontonando los años o las horas, que se ponían en la lista de espera de nuestra vida. Íbamos por la calle muy solventes en nuestro aprendido, con el camino memorizado o con las prisas de llegar tarde de memoria. Mirando sin ver, por ejemplo, que arriba estaba el sol o el cielo. Hasta hace poco y desde hace mucho, todo lo que se hacía en el exterior era una insistencia reiterada, creo que el toreo también. Un exceso de insistencia sobre lo mismo. Desde hace mucho el mundo repetido son las “redes” y el exterior sólo es ese espacio que se usa para transitar de memoria de un móvil a otro. De un ordenador a otro. De una repetición a otra. De un pase a otro pase. De una corrida a la siguiente.
Y resulta que, ahora, eso no era la vida. Resulta que los del campo, que salieron a las calles a pedir pan y sal a las puestas de la peste, son los que nos alimentan y no una red social o un Ministerio. Ahora resulta que el abuelo nos hace falta, que el aire es bueno para piel y que en la calle hay viento y lluvia. Y, consecuencia de ese antes tan reiterado, nos damos cuenta de lo frágiles que somos a las mentiras que circulan, de tal forma que el mundo que abrazamos desde nuestros terminales, nos agrede con la mentira, el bulo o con la transmisión de odio y de frentismos. Somos, siento pensarlo, el país que mejores memes es capaz de hacer, pero el menos indignado al aire libre.
Nos guste o no, un solo vídeo del actor Echanove diciendo pestes del Ministro de Cultura, fue tan bien movido y multiplicado por su gremio, en gran coordinación, que, a las 24 horas ya estaba el Gobierno atendiendo sus peticiones.
No escuchábamos el sonido de las palabras, el sonido de los aplausos, el sonido de los olés, y sólo tenía sentido las palabras sin sonido, sin matices, las palabras que se leen en un mensaje. Juzgábamos el mundo, el toreo, también, en eso de las redes, peces pescados y enredados en las redes. Nunca se nos puso la ira en la calle, en el adoquín, donde se posaba la ira de todos los que lograron todas y cada una de las libertades que hasta hace poco teníamos. Por ejemplo, el toreo. Que se ganó su status popular mucho antes de la era de cinco o seis g.
Desde entonces creo que España, y las gentes del toreo, tienen en la resignación una de sus principales virtudes populares. Más que el brillo pasional de lo grandioso, nos conmueve nuestra entereza ante la adversidad. Ante la peste nos conmueven los sanitarios, los médicos… Ante el toreo perseguido nos enternece que sobrevivimos, que tenemos la suerte, la osadía o lo que sea para escaparnos del pelotón de fusilamiento. Sin embargo, en eso de las “redes” hay una súper producción virtual de nuestra ocurrencia, valentía, osadía o ingenio. Las redes no cambian el mundo. El mundo se cambia pisando asfalto, pisando albero, pisando por donde hubo, por ejemplo, la sangre de uno que dio su vida.
Esta actividad exagerada en lo virtual, podría haber nacido ahora, en confinamiento, y sería lógica consecuencia. Pero estos días, con más actividad, son solo la expresión multiplicada de un aprendizaje en los años anteriores. Dicen que todo organismo vivo que reacciona con actividad exagerada, delata miedo e inseguridad del propio ser vivo. Yo creo que la vida en un móvil delató hace tiempo que la vida real nos era secundaria. Hasta ahora. Y, además, creo que, el mundo de los aficionados o públicos de toros, mas respetuoso y talentoso en lo virtual que ningún otro, hay una pérdida de energía. Falta compás, si quieren.
Pero nosotros, con tanta experiencia en que nada se nos dé y tanto recorrido en memes y demás, no tenemos ni un solo Echanove que ponga cara a la ira de todos y todos la mandemos a todo el mundo.
Si se pusieran, nos pusiéramos a compás para demandar, todos a una, con iniciativa propia y no por reacción a nada, recursos, presupuestos, ayudas, leyes, iniciativas, solidaridad, consecución de derechos, tendríamos una visibilidad tremenda. Nos guste o no, un solo video del actor Echanove diciendo pestes del Ministro de Cultura, fue tan bien movido y multiplicado por su gremio, en gran coordinación, que, a las 24 horas ya estaba el Gobierno atendiendo sus peticiones. Pero nosotros, con tanta experiencia en que nada se nos de y tanto recorrido en memes y demás, no tenemos ni un solo Echanove que ponga cara a la ira de todos y todos la mandemos a todo el mundo.
Vamos a ver que sucede cuando os liberen. Me gustará comprobar para qué ha servido este confinamiento. Hablando con Perera, una isla en el silencio de tanto torero de palacio, me dice que tiene sus dudas. Yo también. Seguirán diciendo que el síntoma de que nos estamos jodiendo es que el oso panda no se multiplica bien. Y que cuidado con los glaciares. Cuando lo que se va chorros es la especie humana. Reinventarnos, decimos. Si. Todo depende de nuestra reacción en la calle, cuando el móvil ya no haga tanta falta. Y lo que pida la vida y el toreo sea pisar fuerte y juntos los adoquines de las calles.
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