Diario del Estado de Alarma (Día 25): ‘Resucitando a Manolete’
Análisis de la situación nacional y de la Tauromaquia
Mirando la Historia, no se si ésta se repetirá, pero rima. Hay una especie de coincidencia espacio/tiempo entre los cambios, crisis, espacios históricos de tormenta y los cambios o evoluciones del toreo. Metidos en este presente tan duro y sólo en este presente, perdemos la mirada de la collera España/Toreo a lo largo del tiempo. Los toreros de hoy se encuentran en una encrucijada dentro de un país pandémico. Pero cuando El Guerra, la III Guerra Carlista y los desastres del “98” tenían a España patas arriba. El toreo respondió con Gallito y Belmonte, que les tocó vivir la Guerra de África y la incertidumbre de la Gran Guerra. Lo de Manolete fue la respuesta del toreo a la profunda pobreza tras la Guerra Civil… Siempre nos hemos reinventado porque siempre nos tocó hacerlo.
Jamás hemos podido vivir tiempos prolongados de calma. España es, somos, un país que ha transitado de un lado a otro de nuestras ideas y, a veces, de nuestras vísceras. Hoy la política en democracia no es otra cosa que el uso de los residuos de las vísceras distintas. Nos las alimentan porque alimentar bandos es la única forma que tienen de trasladar su ideología a la gente. Ésta, desde luego, sólo consiste en decir que el que no piensa como yo es el malo, el pésimo. La generación de nuestra clase política, mal formada, de escasa experiencia y muy inculta, es así. Pero el toreo ha sobrevivido al frentismo cainita de este país de forma impecable, y, sobre todo, sin alimentar jamás a Caín o a Abel.
Guerrita se retiró un año antes de que la “Generación del 98” llorase el atraso social, económico y de espíritu de España. Habíamos perdido lo que nos quedaba de ultramar. En ese contexto de depresión, el toreo parió a Gallito y a Belmonte, cobrándose la historia la precoz muerte del primero. Mientras se anunciaban en los carteles, los nuestros peleaban en la de Guerra de África y fuimos neutrales, pero sufriendo consecuencias, en la llamada Gran Guerra o Primera Guerra Mundial, de la que salió un nuevo orden internacional mientras España vivía años de inestabilidad, pobreza y vaivenes de gobierno.
Hasta llegar a la Guerra Civil. Manolete, hecho en la preguerra y sin ver un pitón durante el conflicto, tomó la alternativa ya con sus 21 años cuando aún se escuchaban los ecos de los últimos cañones. España no salió pobre del conflicto, salió pobre, miserable, y sola internacionalmente. Ni siquiera entramos en el Plan Marshall del que ahora habla el Jefe Churchill en su programa de televisión. Aclaro. Churchill/Sánchez tiene ya un programa de tv como lo tuvo Chaves o lo tiene López Obrador a diario en sus “mañanitas”: ruedas de prensa con las respuestas dirigidas a las preguntas. Era un inciso.
La revitalización del toreo sale a propósito de ese torero estoico, como pintado por . Hasta 1952 no se eliminaron de nuestro bendito país las cartillas de racionamiento, pero a la que vino el llamado “desarrollismo”, el toreo hizo un ad hoc con Manuel Benítez El Cordobés. Siempre el toreo ha tenido una respuesta en nombres y en hombres y, también o sobre todo, en formas de hacer. Cuando venían mal dadas, se hacían montones de lo que entraba en taquilla y se repartía. A la espera de tiempos mejores.
No hace tanto, el único “sector” sin presupuesto en los PGE, el toreo, asumió un reciclaje brutal con la mayor crisis financiera del la Historia en 2008. Cuatro millones de desempleados, con una caída del 40% del IBEX-35 y una deuda que superaba en el 100% el PIB. Salimos solos. Solos y sin que las administraciones y poderes públicos, mucho menos el Gobierno de la Nación (aunque fuera de “derechas”) ayudaran ni tantito. Ni siquiera bajaron las exigencias de los pliegos de condiciones. Las Ventas, como recinto de propiedad pública, se ha convertido en el inmueble público más rentable de Europa incluso durante esa crisis.
Estas cuestiones, que son historia pasada y reciente, que confirma varias realidades. Una que, en cuanto a ayudas, al toreo siempre le ha ido muy bien porque siempre le fue de mierda. Siempre solos y además, perseguidos. Ahora toca, de nuevo, sacar esto adelante. La última crisis, la que dicen terminó en 2014, se hizo a costa de ganaderos y de reducción por abajo. Las anteriores se hicieron haciendo “montones” de lo que entraba en taquilla. Nos toca decidir ahora que vamos a hacer. Y, creo, que es un momento histórico y transcendental en el que el toreo y sus “gestores” deben de parir una estructura que jamás hemos tenido, pensando en partir casi de cero e ir creciendo.
P.D. Habiendo perdido la pegada social, la llegada de un Manolete o un Cordobés de antoja un tanto platónica. Toca cambiar el paso, darle una vuelta a las mentes y pensar que quizá podamos aprovechar la peste para nacer otra vez sin pensar que tiene que resucitar Manolete. Nos toca, a todos, ser un pedazo de él.
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