Diario del Estado de Alarma (Día 99): ‘El regreso a la cueva’




Análisis de la situación actual y de la Tauromaquia.




Se terminó el culebrón Uribes. Una falacia en el tiempo que se traduce en pedir su dimisión para ser recibidos por él justo cuando ya no pinta nada porque las Comunidades vuelven a tomar el mando. Ahora el toreo anda mirando los “aforos” de la nueva normalidad. Pero ¿cómo se puede llamar nueva “normalidad” a una situación aberrantemente anormal. Respuesta: porque los españoles obedientes la vamos a aceptar como aceptamos ya todo porque somos lo que nunca fuimos.
¿Uribes? Pues hombre, no es para tanto. Su ministerio, el de Cultura, tiene una dotación del 0,3% del total de Los Presupuestos Generales del Estado. Teniendo en cuenta lo que invertimos en educación, poco más de 4% del PIB, hacemos el retrato fiel de un país que recauda más de 440.000.000 millones en impuestos. La foto de un país regresivo en educación, regresivo en cultura. Un país de clase media decadente que necesita ya casi el 90% de sus ingresos para cuestiones básicas. Gastar dinero en toros o en ofertas culturales se antoja sencillamente, una excentricidad.
‘¿Cuánto tardaremos en olvidar a los muertos recientes? Puede que ya estén olvidados. Olvido como nación, me refiero, no el olvido individual. Como país que ya ocupa terrazas al lado de la cerveza ya los hemos olvidado. Bueno, ni siquiera los hemos contado bien’
El promedio de gasto anual de los españoles en sus mascotas supera ya los 1.200 euros por cabeza. Menos que el que destinamos a nuestra Sanidad, unos 1087 euros. En libros, 55 euros al año. Un 40% de los españoles no lee nunca. Pero, de los que dicen leer, alcanzan apenas a decir que leen medio libro por mes. Si sumamos a este abandono por saber que la educación es ya una estrategia política de cada partido o gobierno (en Cataluña se adoctrina para catalanizar, en el País Vasco para lo mismo, en las Baleares, en Galicia, en todas partes se adoctrina y no se educa) el resultado es un país inculto.
Regresivamente inculto. Y, por tanto, un país cuya sociedad carece del conocimiento que ha de tener para aferrarse a su cultura, a su seña de identidad, a una visión crítica del mundo y de su entorno, a una vida destinada a ser un ser evolucionado. Una sociedad débil frente a la demagogia, la mentira, el engaño. Más rebaño obediente. Una sociedad que ha mutado el concepto de sensibilidad por el de sensiblería.
‘A un país inculto no le podemos pedir ética alguna, moral alguna, idea alguna. Un país inculto como el nuestro a través de la globalidad que tanto les pone a los economistas, es un país que le hace a los ancianos lo que les hace’
A quién le importa Picasso o Delibes, o Lorca o Cervantes, Galdós o Velázquez. No digamos Dante o Faulkner. En unas décadas serán nombres que hay en unas nuevas cuevas, en las nuevas catacumbas que serán las llamadas bibliotecas o librerías y museos y salas de exposiciones y plazas de toros y teatros. A un país inculto no le podemos pedir ética alguna, moral alguna, idea alguna. Un país inculto como el nuestro a través de la globalidad que tanto les pone a los economistas, es un país que le hace a los ancianos lo que les hace.
¿Cuánto tardaremos en olvidar a los muertos recientes? Puede que ya estén olvidados. Olvido como nación, me refiero, no el olvido individual. Como país que ya ocupa terrazas al lado de la cerveza ya los hemos olvidado. Bueno, ni siquiera los hemos contado bien. Pero qué mas da si son 37.000 o 40.000 si es la hora del paseo y la cervecita. España. Que no nos falte de ná. Que se traduce en que nos van a dar una pensión que da para unos botellines y el papeo.
PD: Un día el hombre bajó del árbol para ponerse derecho. Le había perdido el miedo a las fieras. Su evolución técnica dio paso a una evolución de inteligencia sensible y en ese camino desarrolló una creatividad propia de lo que es: un ser único, dotado de la capacidad para desarrollar sensibilidad.

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