Diario del Estado de Alarma (Día 93): ‘Ana y El Merlú’



Análisis de la situación nacional y de la Tauromaquia.



Hay una escultura en Zamora, el Merlú. Dos cofrades que, a compás del sonido de un tambor y una corneta, hacen la llamada de reunión de los congregantes de la Cofradía Jesús de Nazareno, a la taurinísima hora de las cinco de la madrugada del Viernes Santo. Es una escultura de impecable realismo, capaz de echar a andar cada año a esa hora, cuya forma, con alma y todo, es obra de Antonio Pedrero, un artista genial de esta España vacía, litúrgica, culta, educada y sufrida. Don Antonio, uno de esos genios que huyó de la popularidad contaminante, no sabía que, tantos años después, de su casa saldría otro Merlú. Su hija. Ana Pedrero.

El Merlú, Semana Santa, Zamora, Ana Pedrero

El toreo necesitaba de esas parejas vestidas de túnica de luto que se heredan para estar en la cofradía. Seis parejas salen a las calles cada Semana Santa a despejar calles y, como clarines y timbales, decir que es la hora. La de la verdad. La de nuestra verdad. Ana Pedrero es una de esas mujeres, periodista en el peto hasta tener que colearla, que se ha hecho Merlú estos días, sin otro beneficio que el llanto por la emoción de ver las gentes del toreo, las bases y el pueblo del toreo, salir a las calles para clamar por su calvario.

‘#TambiénSomosCultura’, ese espacio fabricado en horas, pero necesitado por décadas, fue parte de esa llamada de Ana y de un puñado de gentes que ella simboliza. La gente de esa otra mi tierra es seca y recia, lleva en el corazón los surcos que se hacen en la tierra de secano, la tierra del pan y la del vino. Les das las gracias y como que miran al suelo. Les pides pan y te dan una hogaza entera. Les pides auxilio y montan una revolución.

‘En este revisar la Historia introducen feminismo y animalismo a la par como sustento de una idea de progreso. Pero un feminismo político, no el feminismo de tolerancia. Un animalismo mascotita, sustituto del humanismo, no el animalismo humano de siglos’

Hay hoy una política populista que revisa la Historia, las tradiciones, la fe de cada cual, sea cual sea si no es la suya, que es no tener fe. En este revisar la Historia introducen feminismo y animalismo a la par como sustento de una idea de progreso. Pero un feminismo político, no el feminismo de tolerancia. Un animalismo mascotita, sustituto del humanismo, no el animalismo humano de siglos. La Pedrero resulta que es más feminista y más mujer que la más mujer del mundo y anda ahí con el amor a unos gatos que, sin embargo, no la intimidan ni pervierten para seguir amando al ser humano, al toreo, a su cultura, a su tradición. A la gente.

Es uno de esos ejemplos de vitalidad, de no renuncia, de fortaleza, de fe en sus ideas. Un ejemplo de todo lo que es la Tauromaquia, lo que el toreo llevó toda la vida en sus entrañas. Somos el país del Dos de Mayo, que, al grito de nos roban al infante, desoyendo los consejos sumisos a la calma de los afrancesados, se levantó en armas en Madrid contra el ejército más poderoso del mundo, el de Napoleón.  Las armas eran escasas, una escopeta de caza, una hoz de laborar la tierra, una navaja de partir el pan antes de salir al sol del campo. Suficientes armas. Tenemos armas de paz para la guerra. Mejor no provoquen al pueblo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carretera, manta y miedos (Reportaje)

CARTEL MALDITO DE POZOBLANCO

ESPECIAL GANADERIAS (El estoque)