Diario del Estado de Alarma (Día 98): ‘La calle y los despachos’



Análisis de la situación actual y de la Tauromaquia.





Se va terminando para mi alivio este diario del estado de alarma. Seguirá el país en estado de alarma sabiendo que el enemigo es algo que consiste en un país fraccionado, tensionado, con bandas de francotiradores. En el toreo se ha hecho un esfuerzo grande por la unidad y, siendo yo el más crítico con la incapacidad de unión, he de reclamar para la gente de los “despachos” un reconocimiento. Negociar es vital. De forma paralela, hay un movimiento popular del toreo que ha sacado a la calle a miles de personas sin un euro de presupuesto, a golpe de pulmón. Las dos patas habrían de ir de la mano en mejor collera. Porque no hay calle sin mesa de negociación ni negociación sin gente en la calle.

Así ha sido siempre. Toda reivindicación que se siente a ser negociada, ha de contar con un músculo social que incomode a la otra parte que negocia. El toreo, hasta ahora, había ido a las mesas de negociación política sin otra cosa que su palabra y su derecho. Pero la calle ha sido necesaria, será necesaria siempre. Cuando digo la calle, no hablo de los adoquines que pisamos, que también, sino de las redes sociales, tan en reinos de taifas, dispersas en mensajes y, a veces, mensajes cainitas entre nosotros.

Dar compás y estructura a esa “calle” que es el pueblo, lo social del toreo, y ponerla a caminar como herramienta útil para las negociaciones, es nuestra asignatura pendiente. Dar una forma, una estructura campo la que tiene desde hace tanto tiempo el enemigo. Se pude pensar que el toreo o la tauromaquia no tiene músculo social. Es falso. Tiene el que tiene y tiene mucho más del que se suponía. Sólo de forma manufacturada, sin un euro, se van a movilizar en unas cuarenta ciudades alrededor de 35.000 personas y dentro de un estado de alarma.

La Tauromaquia es la prolongación de un lugar social fuerte aún. La de lo rural, la del campo, la de la España Abandonada

Micro manifestaciones constantes, ordenadas, que, se crea o no, han lanzado un mensaje al que negocia del otro lado, al político de turno. Pero sólo es el principio, porque la Tauromaquia es la prolongación de un lugar social fuerte aún. La de lo rural, la del campo, la de la España Abandonada. Y tengo razones fundadas e información suficiente como para decir que varias administraciones están deseosas de que la unidad social entre campo, ruralidad y tauromaquia, no se lleve a cabo.

Juntos, en una manifestación en Madrid, pondrían a este país a cavilar sobre lo que nos sucede. Juntos y visuales, los españoles se detendrían pensar qué está pasando. Por qué nos unimos. Quienes somos. La estructura de la Tauromaquia pasa por estas cuestiones que ya no son humo ni un platónico deseo. Nuevos negociadores, la calle en su aspecto más útil, rápido y moderno, y la unidad con las gentes de lo rural. No trabajar en este sentido de una estructura de músculo social sería otro gran error.

Juntos, en una manifestación en Madrid, pondrían a este país a cavilar sobre lo que nos sucede. 


Hace pocos días los cazadores, como colectivo, han iniciado los trámites para que se reformen los códigos Civil y Penal respecto al Delito de Odio. Algo que llevo pidiendo al sector taurino desde hace más de diez años. Y lo han pedido también para incluir a la insultada gente del toreo. Estoy absolutamente convencido de que esta unidad es la que dará fuerza a la Tauromaquia. Tenemos el camino abierto. Fuera egos. Vamos a dejar de mirarnos el ombligo y a tirar para adelante dando valor a todo lo que tenemos, que es mucho.


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