Diario del Estado de Alarma (Día 6) Qué grande

Análisis de la situación nacional y de la Tauromaquia



No. Desde Olivenza y su feria no aplaudía. No soltaba un óle medio bien soltado. Pero hoy supe que otro ganadero ha mandado al matadero 90 vacas que quizá no se lo merecían. Otro ganadero de Madrid me dice que los piensos se van a poner por las nubes, y más con el cierre de fronteras, esas que se las trae el pairo al gilipollas de Torra. El gilipollas de Torra no aplaude ni ovaciona porque una ovación es española. Pero a lo mío. Por qué aplaudimos. Un tipo que tiene la enfermedad que nos mata y nos aísla y actúa así, es de banderillas negras y, en finalizando el tercio, decirle un claro “se va usted a tomar por el culo”. 

Desde Olivenza y su feria no aplaudía. No soltaba un óle medio bien soltado. Pero hoy supe que otro ganadero ha mandado al matadero 90 vacas que quizá no se lo merecían.

Por quien aplaudimos. Por el país, por nosotros, por los que ya no pueden aplaudir porque han muerto. Aplaudimos por si acaso ya no podremos aplaudir más. Porque desestresa. Porque queremos manifestar que estamos juntos y que estamos vivos y, de repente observo, a mi derecha tres casi adolescentes, enfrente un matrimonio de jubilados, más allá unos creo que estudiantes, una familia como normal,…Joder. Es España. Que se pone a compás para aplaudir.

Pero no he respondido a porqué aplaudimos. Nuestra razón íntima, secreta. Una razón que se une a la de la solidaridad por el sacrificio y el drama. Miro a los lados y enfrente y creo saber porqué. Las chicas de al lado gritan y aplauden como en un concierto de música en una noche de primavera. Si. Aplauden porque les falta eso en sus vidas. Los chicos aplauden y corean porque les falta el gol de su Atlético o de su Real. Los mayores porque les faltan los hijos que estarán en otras sus casas. Se aplaude la rabia de mandar una vaca de nota al matarife. Se aplaude que siendo rurales, importamos pienso y cereal y ahora será una ruina. Aplaudimos que nos han dividido a su favor en cizaña política los que deberán pagar cuando esto pase.

Aplaudimos porque no podemos abrazarnos. Porque nos falta el timbal y su sonido, el cambio de tercio, la charla cabal. Aplaudimos porque tenemos un miedo del tamaño de una Monumental.

Cada uno con su forma, su voz, tan distinta, tan de su tribu, tan a compás de sus sentimientos y ausencias. Aplaudimos  a lo que nos falta. Y, dentro de nada o ya mismo, aplaudimos a los que nos faltan, a los que ya no están. Una noche de éstas escucharé un compás parecido al mío y sabré que es el telegrama público de otro aficionado y quien sabe si al final de esta mierda hemos hecho que todos los que aplauden lo hacen al mismo compás con el que se ovaciona una vuelta al ruedo en Las Ventas.

 Aplaudimos porque no podemos abrazarnos. Porque nos falta el timbal y su sonido, el cambio de tercio, la charla cabal. Aplaudimos porque tenemos un miedo del tamaño de una Monumental. Pero aplaudimos. Cada tribu a su aire. Aplaudimos distinto y gritamos distinto como aplaudirían a su compás distinto los ojos, las manos, los codos, la piernas, las hileras de dientes castañeando,.. todos distintos y sin embargo, el mismo cuerpo.

Cabrón de país, qué grande es.

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