especial 100 años del nacimiento de manolete (Parte 1) (Manolete en San Fermin)

                                      MANOLETE EN SANFERMIN

     El pasado 10 de Julio se cumplieron setenta años desde que Manolete pisara la plaza de Pamplona por última vez en su vioda, un mes y medio antes de que "Islero" se la segara en Linares. Ese día se abrochó la breve pero intensa relación de Manuel Rodríguez con San Fermin, donde estuvo anunciado en seis ferias, pero de las que tan solo pudo torear cuatro.


     Un año  y cinco días llevaba Manolete como matador cuando su nombre se anunció por primera vez en los carteles de San Fermin de 1940. Su presencia en tres corridas los días 7,9 y 10 de Julio despertó gran expectación, siendo el diestro cordobés, junto a Domingo Ortega, los que más interés concitaron entre la afición.

     Manolete llegó a Pamplona el 6 de Julio, un día antes de debutar, y se alojó, como luego hiciera siempre  que toreó en esa ciudad, en el hotel La Perla, situado en la plaza del Castillo , siendo famoso el inmueble por los huéspedes ilustres que allí se han alojado a lo largo de la historia. Uno de ellos fue Manuel Rodríguez, que ocupó siempre la habitación 44, de la que había sido también residente habitual don Juan de Borbón en sus visitas a la capital navarra. Allí se vistió de luces Manolete para las diez corridas que toreó en su vida en Pamplona, ademas de los dos festivales que en 1942 y 1943 también toreó a beneficio de la Casa de la Misericordia.


     Pamplona no se le dio nada bien a Manolete en esa primera feria, por lo que su paso por San Fermín nada tuvo que ver con las grandes tardes que había tenido en Barcelona, Sevilla y Madrid, donde el manoletismo había conmovido los cimientos de esas tres importantes plazas. El eco de estas tarde había provocado una gran demanda de entradas para presenciar lo que estaba llamado a ser el gran acontecimiento de San Fermín 1940. Nada más lejos de la realidad, pues Manolete no estuvo a la altura de las circustancias, por lo que la sensación de fracaso fue indisimulable. Y lo fue desde la primera tarde, la del 7 de Julio, cuando Manolete mató toros de Carmen de Federico, junto a Juanito Belmonte y Curro Caro, que, a la postre, se convirtió no sólo en el gran protagonista de la corrida, también lo fue de la feria. Caro se "cepillo" al Monstruo con una actuación arroyadora que le valió cuatro orejas, mientras que Manolete apenas si dejó algúbn detalle en sus dos faenas.


     La cosa no mejoró el día 9, al lado de Domingo Ortega y Pepe Bienvenida, con toros de Villamarta, ni tampoco el día 10, alternando otra vez con el maestro de Borox y Juanito Belmonte, ante astados de Arturo Sánchez Cobaleda, que despertaron la ira del público al considerarlo indignos por su presentación para una plaza de la categoria de Pamplona. A pesar de ello, uno de esos toros cogio a Manolete por dos veces, propinándole una tremenda paliza. Esta pésima presentación hizo mella en Manolete, de ahí que al año siguiente no compareció en la feria. Pamplona fue de las pocas plazas importantes de las que faltó Manolete en 1941.

     Pero el Monstruo se anunció de nuevo en San Fermín de 1942: el día 7, con toros de Carmen de Federico, junto a Pedro Barrera y El Andaluz; el día 9, esta vez para estoquear un encierro de Félix Moreno, con Juanito Belmonte y Manolo Martín Vázquez; y el día 10, al lado de Pepe Luis y El Andaluz, con toros de José Escobar. Tampoco fue una gran feria para Manuel Rodrígez, pero, al menos, sí consiguió cortar su primera oreja en Pamplona. Ocurrió el día 7, ante un toro de Carmen de Federico. En el libro Historia Taurina de Pamplona en el siglo XXI, de Koldo Larrea, se describe así la actuación del cordobés en esta tarde:
     "Tuvo que pararse y ajustarse mucho más que sus compañeros para convencer a los recalcitrantes de su valía...y por fin sono, frenética, la primera ovación  que esperaba oir en su honor en la plaza de Pamplona, porque además de hacer una faena muy completa mató muy bien a aquel toro de media en las agujas, por lo que se le concedió con mucha razón la oreja y tuvo que dar la vuelta al ruedo".

     Sin conseguir el triunfo anhelado por todos, Manolete tuvo entonadas actuaciones en las dos corridas que le restaban en el abono, toreando también el 11 de Julio en el, por entonces tradicional festuival benéfico para la Casa de Misericordia, donde se lidió un mal encierro de Andrés Sánchez, por lo que, según se pudo leer al día siguiente en el Diario de Navarra: "Ni Belmonte, ni Manolete, ni Pepe Luis, ni Pepote Bienvenida, que mató dos en su sustitúcion de Andaluz, que tuvo que salir el día anterior para Lisboa, y en último caso de Julián Marín, que sin avisar falto a la cita, pudieron con ellos".


     La gran explósion manoletista en Pamplona llegó en 1943. Ese año la afición  se rindió sin reservas a Manolete, pues no hubo otro torero que siguiera su ritmo arollador. Tres tardes , cinco orejas y un rabo, y la entrega de una plaza que, ahora sí, pudo disfrutar al máximo con uno de los más grandes de la historia del toreo. Atrás quedaron los malos recuerdos, por lo que todo cambió desde el 7 de Julio de 1943, cuando se convirtió en testigo de la alternativa del navarro Julián Marín, que ese día se doctoró de manos de Pepe Bienvenida, con toros de Samuel Flores, y donde el Monstruo cortó una oreja al toro " Flor de Espliego". Al día siguiente, otra vez al lado de Marín, y con Pepe Luis completando el cartel, Manolete le cortó el rabo a "Morisco" de Carmen de Federico;y, sin dar tregua, el día 9, paseó otras dos orejas al toro "Rabón", de José Escobar, con Pepe Luis y Antonio Bienvenida de testigos. Su paso por esa feria fue memorable. Una tarde más, el 10 de Julio,esta vez dentro del festival de la Casa de la Misericordia, toreó Manolete ese año, compartiendo cartel con Pepe Bienvenida, Pepe Luis, Antonio Bienvenida, Julián Marín y Ángel Luis Bienvenida, lidiando con reses de Galanche.

     El efecto Manolete tuvo gran repercusión en toda la ciudad de Pamplona, y el éxito económico de esa feria del 43 marcó un precedente en la historia de San Fermín. "Si la feria en lo artístico -señala Koldo Larrea en su libro-, tuvo un gran nivel, en lo económico no defraudó, ni mucho menos. Los ingresos en taquilla ascendieron a 1.279.000 pesetas, cantidad a la que habia a la que habia que descontar las 600.000 pesetas de presupuesto y 333.000 de impuestos, las cifras mayores que se han manejado desde que se dan toros en Pamplona".

     Lamentablemente, cuando la feria de 1944 giraba de nuevo en torno a Manolete, un accidente de circulación el 6 de Julio, dos días antes de la primera de las tres corridas que había cerrado, un jarro de agua fría para la afición, que esperaba ansiosa al Monstruo. El crítico Clarito, en sus memorias, escribió lo siguiente de aquél suceso: "A la tardecita del 6 de Julio, Manolete y Camará salende Madrid para Pamplona. Los lleva su amigo Germán Sánchez -dueño de la gasolinera de Goya, junto a La Concepción-, que estrena un 1.100. Va con ellos Mario Gabarrón, cantante simpático y ameno que encanta a Manolete. Cerca de Buitrago -aún alumbra el día-, derrapa el auto y, deslizado por un terraplén, da cuatro vueltas de campana cuando Mario Gabarrón -refiere Camará-, iba entonando el "adiós a la vida". Milagrosamente, ni los viajeros ni el coche sufre gran daño. Al auto se le abolla la chapa del tejado y se le atrancan las portezuelas que, de incendiarse el motor, huebiera puesto en grave apuro a los ocupantes. Manolete no se queja de nada. Los otros, de magulladuras y aprensión de algubna costilla rota. Unos camioneros, testigos a distancia del aparatoso vuelco, acuden presurosos y, asombrados de la levedad, echan mano a las puertas, que ya cedían a los empujones de los viajeros. Les ofrecen llevarlos a Buitrago; pero el motor ¡funciona!... La oportuna aparición de Antonio Márquez en un hispano modifica el plan del viaje. Camará y Manolete siguen con Márquez a Pamplona. sus dos compañeros retornan a Madrid. Al detenerse en Burgos para un piscolabis, Manolete, a quien la perspectiva de los cangrejos de río se le hace la boca agua, se siente mareado. En vez de comer, descome sin alivio para su malestar, aumentando por las molestias de la hinchazon del metacarpo derecho. Cuando -una o dos de la madrugada-, entra en la capital Navarra, la inflamación a todo lo largo del pulgar hasta la muñeca es alarmante. En la clinica, las radiografías corroboran su dictamen: ¡fractura! Y en consecuencia, imposibilidad de torear en San Fermín".


     La mala noticia corrió como la pólvora a primera hora de la mañana por Pamplona, cuando los responsables de la organización ya habían localizado a Domingo Ortega para ofrecerle la primera sustitución de Manolete el día 8. La lluvia aplazó ese festejo para el día 11. Las otras dos corridas de Manolete, los días 9 y 10 de Julio, las torearon, respectivamente, Domingo Ortega y Pepe Bienvenida. Lo que en ese momento nadie podía pensar era que el retorno definitivo de Manolete a Pamplona ya no llegaría hasta la fatídica temporada de 1947, ya que en 1945, cuando una pintura de Manuel Rodrígez ocupó el cartel oficial de los san fermines, tampoco pudo actuar debido a la fractura de clavicula que sufrió en Alicante el 29 de Junio. Esa feria estaba planteada como la de la competencia entre Manolete y Carlos Arruza, pero el Mexicano tambien estuvo ausente al ser herido el 1 de Julio en Burgos. La casa de Misericordia tuvo que recomponer los carteles dando cabida como "salvación" al joven y arrollador Luis Miguel Dominguín, además de rebajar el precio de las localidades para paliar, en la medida de lo posible, la huida de público ante las bajas del cordobés y el mexicano.


     Manolete decidió no torear en España en 1946, salvo la corrida de Beneficiencia en Madrid, por lo que el retorno del Monstruo a Pamplona no se fijo hasta el 10 de Julio de 1947, cuando años despues de su memorable feria de 1943. La reaparicion de Manolete en San Fermín se vivió como el gran acontecimiento del abono. A su larga ausencia se le añadía el recuerdo de aquellas grandes faenas de hacía cuatro temporadas. Manolete cistió de blanco y oro para estoquear dos toros de Antonio Urquijo de Federico, junto a Gitanillo de Triana y Julián Marín. Apenas mes y medio de vida le quedaba a Manuel, que en la mañana de esas corridas sintió profundamente la muerte de dos mozos que corrieron el encierro. Uno de los toros, "Semillero", lidiado luego como sexto de la tarde, segó la vida de Casimiro Heredia y Julián Zabalza. El primero fue corneado en la calle Estafeta y el segundo en la entrada a la plaza. A la hora de la corrida ambos mozos ya habían muerto. Pero  la fiesta continuó, y Manolete, más consciente que nunca de lo que el público esperaba de el, cuajó una de las tardes más redondas de su carrera con los toros "Sanluqueño" y "Jaminito". Dicen que "Semillero" le correspondió al Monstruo en el sorteo, pero fue el propio Julián Marín el que solicitó estoquearlo para "vengar la muerte" como navarro de los dos mozos caídos. Leyenda o no, lo cierto es que Julián acompaño a Manolete en la apotesis, pues al toro asesino le cortó el rabo, y al primero las dos orejas.

     Cuatro paseó el propio Manolete, incluso hay quien le atribuye también los dos rabos, entre ellos, Cesar Jalón "Clarito", aunque otras fuentes coinciden en dejar constancia de que el cordobés no paseó los máximos trofeos. Para el caso daba igual, porque lo realmente importante fue el calado y la dimensión de sus dos faenas. La Verticalidad de Manolete se quiebra al girar la cintura en los naturales y en el de pecho -escribió en su crónica de Pueblo el periodista Antonio Bellón-. Cada pase es una explosión de entusiasmo. Centrado, majestuoso, facilísimo, el cordobés manda, dueño y señor de la res, en series de naturales y redondos, trabados con pases de pecho al costado para dejar al toro a centímetrosd del muslo y pasarlo sin esfuerzo, sin enmienda". Más allá fue el revistero francés Don Severo, testigo directo de la corrida: "Digámoslo enseguida: como hemos visto esta tarde en Pamplona a Manolete, y en el curso de su labor y en sus dos toros, jamás habíamos visto torear a nadie ni pensábamos que fuese posible hacerlo durante más de brevísimos instantes esporádicos".

     La salida a hombros fue apoteósica hasta llegar al hotel La Perla. Allí en la habitacion 44, como siempre antes, se desprendia Manolete del terno blanco y orocon el que, sin  saberlo, había dicho adiós para siempre a Pamplona. Catorce tardes de toros le quedaban por delante a Manuel Rodríguez Sánchez, solo catorce, hasta encontrarse con la muerte en Linares.












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