El 'anti' que se convirtió en taurino por amor: "Vivía en un mundo dominado por la ignorancia"
Convencido por su esposa, Patricio
Gordon fue a una corrida de toros. "Las imaginaba como un acto diabólico
y tormentoso. Son todo lo contrario"
Ahora
es un fanático de la Tauromaquia: ha convertido su casa de Los Ángeles
en un museo taurino y enseña a torear a su hijo de 2 años.
"Acepté para comprobar lo malas que eran las corridas. Siempre las imaginé como un acto diabólico y tormentoso. Me mostré en contra de ellas intentando defenderme ante el supuesto abuso animal y hasta agrediendo verbalmente a los toreros y aficionados", dice. Pero un domingo de agosto en Barcelona, hace ya una década, su vida cambió por completo en el tendido de un coso. "Desde que salió el primer toro al ruedo vi un gran ambiente y no me sentí afectado en lo más mínimo, más aún al descubrir que es un animal al cual lo respetan, admiran y hasta en algunos casos, más que al mismo torero", confiesa Gordon, que relata así su experiencia de aquella primera vez en la plaza.
"Noté en los aficionados mucho interés por el estado físico y mental de los toros, casi protegiéndolo además de admirarlo. Es algo que nunca olvidaré ya que cuando era antitaurino me imaginaba todo lo contrario, que antes de salir al ruedo los golpeaban, los dejaban en cuartos oscuros, no los alimentaban, los lastimaban y otra serie de maldades para que los toros salieran débiles al ruedo. Pero te das cuenta que vivías en un mundo dominado por la ignorancia y que gran parte de lo que se dice en internet es mentira. Es una bola se hace grande a través de un boca a boca interesado".
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Gordon es argentino al igual que Leonardo Anselmi, portavoz de 'Prou!' e impulsor de la ILP que acabó por derrumbar las corridas de toros en Cataluña. "Nunca he hablado con él. Sé quien es, sé lo que hace y no me puedo creer que como emigrante haya podido convencer a Cataluña y hacer eso. Debe tener buena labia porque ha logrado convencer a mucha gente. O quizá la gente fue también muy ignorante. Fue valiente porque se atrevió a hacer lo que hizo sin conocer de que hablaba, pero debió informarse antes", dice, y critica la cerrazón del su antiguo colectivo.
"He intentado conversar con ellos, les he dicho que yo soy en ejemplo de un antitaurino que un día abrió su mente, investigó y se dio cuenta que aquello que odiaba es muy distinto a lo que en realidad creía. Fue imposible, suele ser gente muy cerrada. Hay animalistas con los que es difícil hablar de esto y razonar. No se dan cuenta que los aficionados somos los primeros amantes de los animales. Tampoco quiero convencerlos de que los toros pasen a ser de su agrado. Sólo busco su respeto".
De sus viajes por España guarda recuerdos imborrables como las entradas de cada festejo al que acude o fotografías con su esposa en La Monumental de Barcelona y en la Real Maestranza. Además también ha podido ver de cerca a sus ídolos, en especial a Morante de la Puebla. "Es como de otra galaxia, es el Messi del toreo", dice.
Los recientes incidentes violentos en el regreso del toreo a Bogotá, los tuis tras la muerte de Víctor Barrio o el caso del niño enfermo Adrián ha reforzado su postura actual para alejarse definitivamente del movimiento 'anti' al que perteneció: "Los que se han burlado de la muerte de un torero o los que han deseado la muerte a Adrián están muy lejos de ser personas racionales. Desearle la muerte a un niño sólo porque desea practicar una actividad que a ellos no les gusta es inhumano. Defienden a un animal que dicen que sufre pero le desean la muerte a un pobre niño enfermo que sí esta comprobado científicamente que sufre. Esto ya es de no creer. Que Dios los perdone, no saben lo que hacen....", finaliza.
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