El clásico del toreo cómico
El Bombero Torero y los enanitos toreros.
Su apellido les delata, Rafa y Carlos Celis son nietos del mítico Pablo
Celis Cuevas, creador de El Bombero Torero, un personaje que más de
ochenta años después sigue haciendo las delicias del público. Es la
tercera generación de El Bombero Torero, el clásico de todos los
espectáculos cómicos taurinos, que sigue llevando la diversión y la
alegría a los ruedos de España.
El Bombero Torero es el genial invento de Pablo Celis Cuevas, un
tramoyista de teatro amante del toreo que soñó con ser torero y luchó
hasta conseguir hacerse un hueco en las ferias y plazas de multitud de
países. Al final lo logró a través del toreo bufo. “Mi abuelo
era un gran aficionado que quería ser torero, y estando en el teatro
pensó en un personaje que pudiera gustar en los espectáculos cómicos de
la época. La idea se le ocurrió trabajando en el teatro, en el que
siempre había un bombero de guardia. Este hombre tenía un gran bigote y
era muy peculiar y simpático. Mi abuelo se fijó en él para crear el
espectáculo”, recuerda su nieto Rafa.
Eso era el año 1928, pero no fue hasta 1953 cuando crea se propio espectáculo El Bombero Torero y los enanitos toreros. “Hasta ese año había actuado dentro de otras compañías de toreo bufo, pero en 1953, viendo el gran éxito que tenía, es cuando decide crear su propio espectáculo”, apunta Rafa. La inclusión de los enanitos fue la gran novedad del momento: “La primera actuación mi abuelo nos contó que fue un auténtico desastre. Aunque sean becerras, hay que tener en cuenta que para la estatura de los enanitos son animales muy grandes”, señala el nieto del primer Bombero Torero. Pero rápidamente, las cosas comenzaron a rodar.
Tanto fue el éxito que fueron cosechando, que durante algunos años superaron el centenar de actuaciones. “Era el momento de oro del toreo cómico. El Bombero estaba en todas las ferias, además bien colocado, y se llenaban las plazas todos los días. En Valencia, cuando Julio era el gran ciclo de la ciudad, el Bombero siempre iba dos noches. Por aquel entonces se decía que nuestro espectáculo podía salvar a un empresario de una mala feria”, rememora Rafa.
Hoy la situación ha cambiado aunque “nos mantenemos en un buen número de actuaciones, alrededor de las cincuenta anuales, que no está mal teniendo en cuenta los recortes que están haciendo casi todos los ayuntamientos y que en los últimos tiempos los empresarios han optado por hacer festejos menores y los espectáculos cómicos nos hemos quedado fuera de la feria y cuesta más llevar gente a la plaza”, asegura Rafa. “Aun así, hemos empezado muy bien la temporada con bastantes fechas. El nombre, ser el Bombero, el original, también pesa mucho. Ahora, en agosto y septiembre tenemos cerradas actuaciones en Francia, Sanlúcar, San Roque... Es un espectáculo que tenemos ya muy rodado y está funcionando muy bien. Además, creo que contamos con los mejores artistas y siempre vamos añadiendo algunas novedades”, advierte.
Con tanta experiencias a sus espaldas, El Bombero Torero conoce los gustos del público “aunque siempre hay un margen que no está controlado. No te dejan de soprender. Un artista siempre nota la reacción del público y hay algunos que se meten muy pronto en el show y otros a los que les cuesta más, aunque después te feliciten porque les ha gustado. Por ejemplo, la gente de los pueblos de la sierra son muy inexpresivos. A nosotros siempre nos gustan los públicos que interactúan más, pero todos tienen su encanto y el humor es universal”, sostiene Rafa Celis.
Eso era el año 1928, pero no fue hasta 1953 cuando crea se propio espectáculo El Bombero Torero y los enanitos toreros. “Hasta ese año había actuado dentro de otras compañías de toreo bufo, pero en 1953, viendo el gran éxito que tenía, es cuando decide crear su propio espectáculo”, apunta Rafa. La inclusión de los enanitos fue la gran novedad del momento: “La primera actuación mi abuelo nos contó que fue un auténtico desastre. Aunque sean becerras, hay que tener en cuenta que para la estatura de los enanitos son animales muy grandes”, señala el nieto del primer Bombero Torero. Pero rápidamente, las cosas comenzaron a rodar.
Tanto fue el éxito que fueron cosechando, que durante algunos años superaron el centenar de actuaciones. “Era el momento de oro del toreo cómico. El Bombero estaba en todas las ferias, además bien colocado, y se llenaban las plazas todos los días. En Valencia, cuando Julio era el gran ciclo de la ciudad, el Bombero siempre iba dos noches. Por aquel entonces se decía que nuestro espectáculo podía salvar a un empresario de una mala feria”, rememora Rafa.
Hoy la situación ha cambiado aunque “nos mantenemos en un buen número de actuaciones, alrededor de las cincuenta anuales, que no está mal teniendo en cuenta los recortes que están haciendo casi todos los ayuntamientos y que en los últimos tiempos los empresarios han optado por hacer festejos menores y los espectáculos cómicos nos hemos quedado fuera de la feria y cuesta más llevar gente a la plaza”, asegura Rafa. “Aun así, hemos empezado muy bien la temporada con bastantes fechas. El nombre, ser el Bombero, el original, también pesa mucho. Ahora, en agosto y septiembre tenemos cerradas actuaciones en Francia, Sanlúcar, San Roque... Es un espectáculo que tenemos ya muy rodado y está funcionando muy bien. Además, creo que contamos con los mejores artistas y siempre vamos añadiendo algunas novedades”, advierte.
Con tanta experiencias a sus espaldas, El Bombero Torero conoce los gustos del público “aunque siempre hay un margen que no está controlado. No te dejan de soprender. Un artista siempre nota la reacción del público y hay algunos que se meten muy pronto en el show y otros a los que les cuesta más, aunque después te feliciten porque les ha gustado. Por ejemplo, la gente de los pueblos de la sierra son muy inexpresivos. A nosotros siempre nos gustan los públicos que interactúan más, pero todos tienen su encanto y el humor es universal”, sostiene Rafa Celis.
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