Ferrera: Dominio Pleno y Placentero en La México.
El público se quedó absorto, pasando de
observador a la gracia de contemplar una faena de escándalo que por si
sola ha valido la corrida: Dos orejas y la salida a hombros. Jerónimo y
Juan Pablo Sánchez sin opciones.
Los Ferrera saborearon la salida a hombros; el menor, fuerte costalero, aguantando firme arena, rampa y plataforma.
El público se quedó absorto, pasando de
observador a la gracia de contemplar una faena de escándalo que por si
sola ha valido la corrida: Dos orejas y la salida a hombros. La otra
cara ha vivido Jerónimo al caer en un mar de dudas del que no pudo
salir. Y ante la gran Oda a la Belleza, solamente asomó el rostro Juan
Pablo Sánchez.
Parecía tener en sus manos un acordeón de
tan natural fuelle que lo mismo estirado o casi cerrado no deja de
producir música, pero esta vez de la que vibra, penetra y cala hasta los
poros de tan magistralmente instrumentada. Fue ante el cuarto de la
tarde, herrado a fuego con el número 24 y con 520 kilogramos.
De salida le ha dirigido la embestida
haciendo suyas las telas centrando facetas en una para ir al frente. Del
Parón, al Lance y, al descubrir suavidad impregnar el lienzo con
armoniosa Verónica y arrejuntar las puntas en La Media, justo al ganar
la boca de riego. Y desde esa distancia vino la brava y alegre arrancada
al descubrir el caballo.
Caída de Latiguillo al aguantar el
encuentro tira a Alfredo Ruíz "Miura". Las asistencias se juegan la vida
al incorporar monta y picador, pues Ferrera se enreda tres Chicuelinas
tan cercanas a los tumbados que al rematar nuevamente con La Media
Verónica aleja al toro de la escena. Y vuelve la calma.
Dejarme solo que la pista es mía. La
muleta a media altura lleva el aire propio de Antonio, pulsada
tersamente al surcar simulados círculos, pero del habitual remate con
el De pecho pasa a la magia con la Trincherilla punta al frente. Todo un
malabar. Metido a la textura ya está el santabarbareño.
Prescinde del ayudado y es ahora el cuerpo
quien manda sobre terrenos, pareciera, conocidos. Casi siempre
vertical: a pie juntillas los va deslizando hasta imponer punto de cite
para tirar cuantas veces quiera sin cerrar el abanico al imantar la
cara. La seda reposa sobre el hombro izquierdo tomada como estandarte y
la va desenvolviendo sutilmente.
Pende el temple del estaquillador y surge
un Chicotazo de lindo sabor sevillano. Y, encumbrado el hispano y
extasiado el público le camina rítmicamente al entregado toro,
igualándolo sobre el tiempo de faena. Ha asestado una entera en todo lo
alto a cambio del llanto que brota del alma. Dos orejas al sentimiento y
vuelta con los ganaderos. Arrastre Lento.
Lo hecho ante el suavote abreplaza tuvo
el mérito de callar protestas por el tamaño del burel. Fue como un
preámbulo a lo que vendría en el cierre de lote. También sin ayudado y
en un palmo de terreno le sacó notas al acordeón y, pese a la estocada
defectuosa le hicieron dar la vuelta al ruedo.
Ese parche de Lebrija le hizo ver su
suerte a Jerónimo: Mirón, pues ya se dice que en los ojos del toro se
ven las intenciones y lamentablemente, por el lado del frente
asomaba temor. Así que por la cara los muletazos para abreviar los seis
minutos de pesadez con un bajonazo y golpes de descabello.
El recuerdo del segundo prevaleció durante
el quinto. Sosote y de escasa fuerza. Pero aun bien toreado reinaba la
indiferencia. Vamos las palmas sonaron hasta que despeñara fulminante
con soberbia entera bien puesta.
Bastó un puyazo para asentar al tercero de
la tarde y dar pie al temple de Juan Pablo Sánchez, tras la salida al
tercio de Alejandro Prado. Desde los Tironcillos entró en confianza
pasando al círculo por donde impuso la faena por Derechazos cerrada con
Naturales en suma.
Aquel Cambio de mano por la cara tan
torero no encontró eco en el acero y se ha quedado en ovación. Y como se
agarrara al piso el cierraplaza y al poco tiempo rajarse, la brevedad
con una entera de efecto fue lo mejor de lo perdido en el silencio.
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