López Simón, primera puerta grande de las Fallas

      El madrileño pasea un trofeo de cada toro de su lote y sale a hombros mientras que El Fandi corta una oreja; corrida descastada, de plomiza nobleza y falta de poder de Zalduendo.

  


López Simón paseó una oreja del tercero, un toro manejable y con bondad que quiso más que pudo debido a su contada casta y poder. El madrileño anduvo animoso y dispuesto dentro de un conjunto que conectó con los tendidos. La buena estocada le puso en sus manos el trofeo.

     Con el que cerró plaza, un toro noble, que se desplazó mejor por el pitón derecho que por el izquierdo, López Simón hilvanó una faena dispuesta y firme en la que le buscó con éxito las vueltas al zalduendo. De nuevo hubo conjunción con el público y de nuevo manejó bien la espada. La tardanza del toro en caer no le privó de abrir la puerta grande.

OREJA PARA EL FANDI; UN IMPOSIBLE PARA FERRERA

     El Fandi le dio fiesta en los primeros tercios al que hizo segundo: dos largas cambiadas, un quite por navarras y un gran tercio de banderillas por el dominio de los terrenos, la reunión y la ejecución. El toro, hondo, serio, con cuajo y remate, lució monumental culata y si bien embistió con nobleza, le faltó entrega y romper hacia adelante. Solo en los tendidos de sol logró el granadino calentar los tendidos.


     El quinto se movió algo más que sus hermanos dentro de su nobleza aunque con la misma falta de fuerzas y raza que los anteriores. El Fandi cuajó otro notable tercio de banderillas, hasta cuatro pares, que prendieron su actuación junto a la apertura de faena de rodillas en los medios. La labor del granadino se desarrolló entre el buen oficio y la facilidad. Tras la estocada al primer intento, cayó la oreja.

     Pocas o, mejor dicho, ninguna opción tuvo Antonio Ferrera con el primero, que se defendió siempre por su nulo poder. El extremeño le dio buen trato, llevándolo en todo momento a la altura que pedía el toro dentro de una faena carente de emoción. Lo despachó de una estocada entera ligeramente caída.

     Su segundo fue otro toro que no pudo desarrollar la nobleza apuntada en los primeros compases. Aplomado, parado, apenas pasaba y cuando lo hacía se apoyaba sobre las manos. Un marmolillo. Ferrera alargó incomprensiblemente lo que era un imposible.

     Valencia, jueves 14 de marzo de 2019. Toros de Zalduendo, bien presentados dentro de sus desiguales hechuras. Corrida descastada en líneas generales, de plomiza nobleza, faltos de poder y fuerza. De mayor movilidad el sexto. Antonio Ferrera, ovación con saludos y silencio tras aviso; El Fandi, ovación con saludos tras leve petición y oreja tras aviso; López Simón, oreja y oreja tras dos avisos. Entrada: Media plaza.

 

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