DIEGO URDIALES "Hacer y decir el toreo"(Entrevista)
La tarde de Diego Urdiales, el 25 de Agosto, penúltima de las Corridas Generales de Bilbao, figura ya en el reontispicio imaginario de la plaza de Vista Alegre, nutrido de faenas, toros y toreros que enaltecen la tauromaquia. El diestro riojano, que cumplía ¡ a estas alturas ! su tercer paseíllo de la temporada, volvió a dejar sobre la ferruginosa arena del coso bilbaíno la huella del toreo imperecedero, expresado desde los recovecos de su alma de artista con economía de gestos y cabal torería, reivindicándose a sí mismo y también al toreo clásico y eterno.
-Se cuenta la anécdota de que al acabar una tarde memorable de Curro Romero en la Maestranza, se le acercó un periodista y le preguntó: "Maestro ¿qué se siente después de un triunfo así?", a lo que el Faraón respondió: "Ahora ya, nada" si te pregunto a ti lo mismo ¿Qué me responderías?.
-El maestro tenía, por supuesto, mucha razón. Uno se queda vacío cuando torea y siente de esas maneras, pero sí te digo que en este momento la sensación es de felicidad absoluta.
-Sobre ti se ha podido leer o escuchar más de una ocasión un término que siendo elogioso puede, según cómo, resultar incluso pevorativo o, cuanto menos, reduccionista: torero de culto. ¿Te identificas con ellos?.
-Si como tal se entiende torero de minorías, no. Y, como demostración, lo ocurrido en Bilbao, en donde me parece que eran muchos los que habían sentido lo mismo y así me lo reconocían. Más que minoría habría que hablar de mayoría.
Supongo que en las horas que ya han pasado y en los próximos días te recordarán que ha vuelto a ser en Bilbao, donde, ya ocurrio otras veces, incluida aquella tarde de triunfo y llanto en 2015, Urdiales ha gritado a los cuatro vientos y muleta en mano un estruendoso aquí estoy.
-era este año, la primera oportunidad que tenía en una plaza de primera categoría y lo que ha quedadi claro es que las decisiones que he tomado esta temporada y otras antes han acabado por darme la razón de lo que siento por esta profesión y cómo entiendo y expreso el toreo.
-Para ti está siendo, queda dicho, una temporada de ausencuias. Tu forma de estar en la profesión nada tiene que ver con aquello de Groucho Marx "Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros", Los tuyos, fuera y dentro de la plaza, permanecen inamovibles.
-Por supuesto. Vestirse de torero es algo grandioso y quien lo hace debe respetar al máximo su profesión. Y si no me siento así no puedo dar ni expresarme de la forma que quiero y se pudo ver en Bilbao. Eso no significa rebeldía, contra nada ni nadie. Respeto todo y a todos y eso mismo pido para mó, así veo la vida y el toreo.
-Tu tauromaquia, como bien reflejan todas las crónicas de tu tarde en Bilbao, llevan el sello del clasicismo. ¿Puedes definirlo, acorde a cómo lo expresas?.
-Parte de como cada uno siente el toreo. En mi caso acorde a los cánones de quienes lo han echo más grande e interpretado de una forma determinada. Y, luego, como dice el maestro Curro: "es un misterio que no le busques explicación".
-Pureza y naturalidad, torear sin tensión interior ni tampoco en el gesto. ¿Sería ese un hilo argumental en tu tauromaquia?
Totalmente. La búsqueda de un toreo que me permita poderle a un toro con la máxima naturalidad es mi constante, reconociendo que va contra natura en el sentido de que si haces un esfuerzo el cuerpo te pide crispación. Ahí está lo difícil, llevar al animal por donde tú quieres y hacerlo con el mayor relajo y naturalidad posibles.
Vestirse de toreo es algo grandioso y quien lo hace debe respetar al máximo su profesión. Y si no me siento así no puedo expresarme de la forma que se pudo ver en Bilbao. Eso no significa rebeldía.
Respeto toro y a todos y eso mismo pido para mí, así veo la vida y al toreo"
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