El Día de la Tauromaquia cumplió sus fines a pesar de algunos toreros
La doble jornada taurina en Valencia resultó un éxito de público.
Pero la intención de la Fundación, que para su supervivencia y objetivos necesita todo tipo de colaboraciones, económicas y morales, se vio de bruces inmersa en una complicada tesitura días antes cuando tres de los espadas anunciados en el festival se bajaron del tren, casi sin previo aviso.
Roca Rey fue el primero en caer a través de un comunicado confuso y nada aclaratorio, en el que señalaba su baja en el cartel por “distintos motivos”. Sin comunicado, pero igual de rotunda, la decisión de Alejandro Talavante, mientras el caso de Cayetano parece ser que el motivo radica por no estar totalmente repuesto del último percance sufrido. Las decisiones, sobre todo de Roca Rey y Talavante, han levantado muchas críticas, algunas muy duras, por ningunear el motivo del festival, la plaza y su afición. Aunque nadie lo señala públicamente, los motivos de tales ausencias parece que nacen en principio por el deseo de las cuadrillas de ambos diestros en cobrar sus honorarios, además de otros gastos que pueda generar la presencia de los toreros en el festejo. Unos gastos que, en los casos del resto de actuantes, son asumidos por los propios espadas.
La Fundación del Toro de Lidia organizó un concurso de recortadores y un festival.
La Fundación del Toro de Lidia, que preside Victorino Martín, dentro de su plan estratégico en favor de la tauromaquia, preparó una doble jornada para el martes 9 de octubre en Valencia, coincidiendo con el Día de la Comunitat Valenciana. En sesión matinal, un gran concurso de recortes, con los mejores del ramo ante toros de ganaderías tan prestigiosas como Saltillo, Victorino Martín, Adolfo Martín o Samuel Flores, entre otras. Y, en sesión vespertina, a bombo y platillo, un festival con toreros de la talla de Enrique Ponce, El Juli, Manzanares, Talavante, Cayetano y Roca Rey, con el añadido del novillero valenciano Borja Collado. Todos ellos ante reses de hierros de sus gustos y que, en fin, se pudieran sumar a la fiesta que todo el mundo presumía. Festejos ambos en beneficio de la Fundación, para hacer frente a su razón de existir y, por ende, para poder cumplir los objetivos plasmados en su plan estratégico.
Pero la intención de la Fundación, que para su supervivencia y objetivos necesita todo tipo de colaboraciones, económicas y morales, se vio de bruces inmersa en una complicada tesitura días antes cuando tres de los espadas anunciados en el festival se bajaron del tren, casi sin previo aviso.
Roca Rey fue el primero en caer a través de un comunicado confuso y nada aclaratorio, en el que señalaba su baja en el cartel por “distintos motivos”. Sin comunicado, pero igual de rotunda, la decisión de Alejandro Talavante, mientras el caso de Cayetano parece ser que el motivo radica por no estar totalmente repuesto del último percance sufrido. Las decisiones, sobre todo de Roca Rey y Talavante, han levantado muchas críticas, algunas muy duras, por ningunear el motivo del festival, la plaza y su afición. Aunque nadie lo señala públicamente, los motivos de tales ausencias parece que nacen en principio por el deseo de las cuadrillas de ambos diestros en cobrar sus honorarios, además de otros gastos que pueda generar la presencia de los toreros en el festejo. Unos gastos que, en los casos del resto de actuantes, son asumidos por los propios espadas.
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