Álvaro García, silencio en el quinto
Primera de la feria de la comunidad.
El quinto también evidenció mansedumbre. Ya barbeó tablas de salida, derribó en un arreón al picador que hacía puerta, y esperó y apretó para dentro en banderillas. Luego en la muleta se defendió cuando Álvaro García trató de meterse con el, hasta acabar acobardado en tablas. Lo mejor del torero de Sanse fue de nuevo la habilidad con la que manejó el acero.
Muy serio el cuarto, al que faltaban horas para cumplir los cuatro años. Deambuló abanto, sin fijeza, con tendencia a apretar (y a arrollar) para dentro en los primeros tercios de la lidia. Le dieron fuerte en varas y perdió poder. A la muleta llegó parado y con nula entrega, saliendo siempre desentendido, y queriéndose quitar el trapo de la cara. Salguero no tuvo opción alguna.
El tercero fue un novillo largo, con más alzada, que ni tuvo un comportamiento esperanzador en los primeros tercios, porque suspendió en varas y esperó en banderillas. Lo entendió perfecto Daniel Menés, que por encima de todo puso actitud. Acertó a perderle un par de pasos para aprovechar la inercia de un animal que ni se entregó ni acabó nunca de humillar al tiempo que le provocó ganando otro paso en horizontal para encelarlo. Así consiguió dar consistencia a una obra basada en la mano derecha que tuvo mérito y transpiró que es un novillero con tablas. Esperó el toro con la gaita levantada al entrar a matar, pinchó en una ocasión antes de despacharlo de una estocada defectuosa.
Álvaro García sorteó por delante un animal con cuello, bajo, ofensivo pero bien hecho, al que le faltó tranco y recorrido. La faena del torero de San Sebastián de los Reyes se limitó a probaturas por ambos pitones, aunque eso sí, lo mató pronto y bien
Muy bien hecho el primero, su pinta y tipología recordó la rama de Guateles. Tuvo nobleza el animal, que respondió mejor cuando Tulio Salguero perdió un paso en cada muletazo. No siempre lo hizo el extremeño, que evidenció ganas en una faena que nunca acabó de tomar cuerpo. Pareció cortarse en la mano izquierda al recoger una banderilla del suelo, pero aún así despachó al animal.
Comienza la tarde guardándose un emotivo minuto de silencio en memoria del maestro Sebastián Palomo Linares, fallecido el pásado lunes.
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