Medio siglo de alternativa de Julio Vega “Marismeño” (Reportaje)

     La Monumental catalana acogió el 29 de junio de 1969 el alumbramiento del matador sanluqueño, que contó como padrino de tan significativa jornada con el gran Diego Puerta.




Puerta, en presencia de Mondeño, da la alternativa a Marismeño. 

     Este sábado, 29 de junio, se cumplen cincuenta años de la alternativa de Julio Vega Rodríguez, conocido popularmente en el toreo por su nombre artístico de Marismeño. Hace ya medio siglo que Diego Puerta, en presencia de Mondeño, le cedió en Barcelona la muerte del toro Ocioso, número 69, del Marqués de Domecq, pues el inicialmente previsto para la ceremonia, Bornajero, de la misma ganadería, se rompió una pata en el primer tercio y fue devuelto a los corrales de la Monumental, corriéndose turno.

     Marismeño, vestido de blanco y oro, cortó una oreja del toro con el que ingresó en el escalafón superior, cuya muerte había brindado al público. Como dato anecdótico, en la vuelta al ruedo un espectador le tiró una caña con media docena de gambas colgadas de un cordel. Aquel día, festividad de San Pedro, se dio además la circunstancia de que terminó siendo la última corrida en Barcelona de Mondeño, que dijo adiós en silencio a la afición catalana.

CAMINO AL DOCTORADO

     Marismeño, nacido en Sanlúcar de Barrameda el 29 de julio de 1949, llegó a matador de toros con buen ambiente tras sus éxitos cosechados como novillero. Uno de los primeros llegó en El Puerto de Santa María, a comienzos del mes de septiembre de 1968, cuando se anunció un mano a mano entre los dos novilleros revelación de la provincia: el torero de la Isla, Francisco Ruiz Miguel, y el de la desembocadura del Guadalquivir, Marismeño. Aquel día, Julio indultó al novillo Moruno, un santacolomeño del hierro de Felipe Bartolomé al que hizo una gran faena. Se presentó en la Maestranza de Sevilla en mayo de 1969, cortando una oreja tanto en la novillada del debut como en la de su repetición tan solo unos días antes de celebrarse su alternativa.

     El doctorado barcelonés lo confirmó tres años después, el 23 de mayo de 1972, apadrinado en esta ocasión por Antonio Bienvenida, ante el toro Ramillito, de Manuel Arranz, en presencia de otro grande, Paco Camino. En la plaza de Las Ventas tuvo tardes destacadas como aquella de la Corrida de la Prensa de 1985. También en la Maestranza, donde acabaría sumando catorce comparecencias como matador, saboreó las mieles del triunfo, como en aquella Feria de 1972 en la que cortó dos orejas a toros de Núñez el 18 de abril en presencia de Puerta y Camino, o aquella otra cita del 1 de octubre de aquel mismo año en que paseó tres orejas de toros de Salvador Guardiola, compartiendo cartel con Ángel Teruel y Manolo Cortés.

     Torero de estilo muy puro, fino y elegante, demostró ser todo un portento en los tentaderos. Los ganaderos se lo rifaban para tales menesteres por sus enormes conocimientos sobre el toro. Su bien ganada fama en el campo le llevó a desempeñar también el cargo de veedor, labor a la que continúa dedicándose en la actualidad.

Marismeño, toreando al natural el día de su alternativa. 


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