DAVID DE MIRANDA (Entrevista)
"ME SENTÍ LIBRE, EN PAZ"
En esta feria de San Isidro, a falta de figuras, los jóvenes están dando el paso y cuando nadie se lo esperaba, en el último toro del viernes 24 de mayo, David de Miranda se subió al carro del triunfo y lo hizo con contundencia. El onubense, que venía de superar una gravísima lesión que estuvo apunto de dejarle definitivamente en silla de ruedas, se encontró con "Despreciado", un bravo toro de Juan Pedro Domecq con el que dejó salir todo el toreo que llevaba dentro.
El toreó esta lleno de historia humanas maravillosas. Historias de superación, de lucha, y, también , de recompensa. A las de nombres de Juan José Padilla, David Mora y Paco Ureña, entre tantos otros, se sumó el viernes 24 el de David de Miranda, un torero que hace menos de dos años se veía sin posibilidades de mover sus piernas por un grave percance sufrida en la zamorana plaza de Toros y que, a pesar de su escaso bagaje y con base en su esfuerzo y capacidad, llegó a Madrid para triunfar y abrir la puerta Grande de forma rotunda y emocionante.
"Después de lo vivido, que ya es pasado, y también por el lanzamiento de mi carrera, era muy necesario un triunfo así -Reconoce con sobriedad el torero onubense-. Estoy feliz porque no es fácil que se reúnan las cosas que se tienen que conjugar para que algo como lo de aquella tarde se de. Afortunadamente, la suerte me pilló con los deberes echos y pude estar a la altura de un compromiso tan importante. Ahora, te digo todo esto después de haberle estado dando vueltas toda la noche, porque si hubiésemos hablado inmediatamente después de la puerta grande no habría tenido parabras para decirte lo que se me estaba pasando por la cabeza".
-Despues de como se estaba dando la tarde, que tu primer toro y el lote de El Juli no funcionaron, ¿Llegastes a perder la fe en que algo así pudiera pasara?.
-Sinceramente, no. Hombre es verdad que las expectativas eran menores, porque es Madrid y es muy, muy complicado que todas las circunstancias se junten para que un triunfo así se pueda dar, pero se trataba de una gran ganadería como la de Juan Pedro Domecq, que siempre, en cada corrida, suele soltar dos o tres toros que embisten con calidad, así que mantenía la fe de la corrida y estaba preparado para lo que pudiera salir. De hecho, me habían gustado cosas de los toros, aunque no terminara de romper la tarde. Por otra parte, me gustaba ese sexto, sabía que era un toro fuerte, serio, con hechuras de embestir y, gracias a Dios, así fue.
-Cuando te ves delante de un toro así, ¿se incrementa la presión por la responsabilidad de estar a la altura?
-Hasta cierto punto sí, pero más por la plaza en la que estás, que por la presión que te añade el toro. Finalmente, es para lo que te preparas toda la vida, para poder resolver delante de un toro bravo, exigente, encastado y como lo fue "Despreciado", pero ya no se trataba de resolver, sino de tirar la moneda en cada muletazo, era el momento de apostar fuerte, con la certeza de que no tenía nada que perder y todo que ganar. Sabía lo que me jugaba y era mi momento. Me sentí seguro, confiado por que era lo que siempre había buscado, lo que quería, por eso pude disfrutar mucho la faena y sentir en público de Madrid que es lo que más me llena.
-En que momento viste que tenías verdaderas opciones de un triunfo grande?.
-Ya con el capote vi que era bravo y que tenía sus cosas, como todo toro bravo, pero que había que ordenarlo, que estaba en mí ayudarle a romper. Pero después del primero puyazo si pensé "este va a servir", porque le vi la intención de empujar los chismes por abajo, con codicia y franqueza. Y después de la segunda vara, cuando le hago el quite por chicuelinas, vi que el toro se templó mejor, que ese temperamento de salida se había transformado en clase y fondo.
Fue de más a mucho más. Es el toro que Madrid sabe ver y valorar, porque tiene emoción y esa raza que hace que todo tenga importancia.
-¿Y cuándo empezaste a soñar con la Puerta Grande?.
Bueno, eso siempre. sobre todo, despierto. Pero durante la faena escuchaba rugir la plaza y sentía que podía ser, que estaba ahí, pero no quería perder el norte. No es fácil que un torero como yo, con poco bagaje, con sólo una sola corrida de toros este año y casi sin contratos por delante, pueda aguantar antes la presión y la necesidad de un triunfo grande que te haga sacar la cabeza, muchas veces caes presa de la pasión y de la euforia del momento, pero lo que me pasó fue me sentí libre, no me pesó nada de eso. Creo que todo lo vivido antes, la lucha por intentar llegar, primero, y por volver a caminar y a torear, después, me ayudó a disfrutar del momento, a saborearlo. Fue verdaderamente feliz con "Despreciado", quería que se parase el tiempo y seguir toreando. Pienso, además, que todo eso hizo que esa actitud se reflejase en el tendido y por eso llegó con tanta fuerza.
-¿Qué pasó por tu cabeza cuando viste que se asomó el segundo pañuelo en el palco?.
- Es que me rompí... no pude evitar las lágrimas, porque era el premio a tanta lucha, tanto sacrificio. Oye, y no soy el único, todos aquí nos dejamos la vida por vivir algo así, por tanto, es algo normal. Los percances nos llegan a todos tarde o templano,pero, personalmente, he vivido dos años muy duros, de estar en una silla de ruedas y poder quedarme así para siempre, a poder salir a hombros en Madrid... es que me vuelvo a emocionar. ¿Sabes que sentí? Sentí paz, tranquilidad. Estaba relajado y pensaba que todo había merecido la pena. Mira que no lo celebré con una fiesta. Me quite el vestido, cené y me fui a la cama, pero fui incapaz de coger el sueño, le di vueltas a la cabeza toda la noche, reviviendo cada momento, quería conservar cada embestida, cada olé, el grito de ¡Torero, Torero! No quería dormir, creo que segí toreando y al despertarme todavía no me lo creía.
-Ahora a disfrutarlo
-Bueno y a apretar (Risas), porque aquí no se puede aflojar. Es cierto que lo que estoy viviendo a estas horas es muy bonito, pero si quiero que esto continúe lo que tengo que hacer es apretar más, todos los días, por que ya no sólo las figuras, sino que hay una baraja de toreos jóvenes que están dando el paso y no nos podemos quedar atrás. quiero estar ahí, en la pelea.
-¿Y que te dijo el Juli?
-No nos conocíamos, pero me dijo que sabía de mi carrera y de lo que me había pasado. Me dijo que se alegraba mucho de que hubiera superado todo esto y que me respetaba como compañero, que tenia fe en mis cualidades. Después me dio la enhorabuena, se alegró de mi y me dio un abrazo.
-Simón Casas ha ofrecido poner dos toros más de Jandilla para que entre en el cartel del sábado 8 de Junio en Nimes.
-Eso he escuchado, pero todavía no me ha dicho nada mi apoderado. Ojalá y sea así, porque entonces significa que por que las cosas empiezan a cambiar para mí. Creo que este San Isidro ha sido una una apuesta por la renovación y así está saliendo, han puesto una camada buena de torreros con personalidad, con calidad y con ambición, que lo único que necesitamos es que nos den un poco de sitio. Evidentemente, nos lo tenemos que ganar, pero estaría bien empezar a meter la cabeza en estas ferias.
En esta feria de San Isidro, a falta de figuras, los jóvenes están dando el paso y cuando nadie se lo esperaba, en el último toro del viernes 24 de mayo, David de Miranda se subió al carro del triunfo y lo hizo con contundencia. El onubense, que venía de superar una gravísima lesión que estuvo apunto de dejarle definitivamente en silla de ruedas, se encontró con "Despreciado", un bravo toro de Juan Pedro Domecq con el que dejó salir todo el toreo que llevaba dentro.
El toreó esta lleno de historia humanas maravillosas. Historias de superación, de lucha, y, también , de recompensa. A las de nombres de Juan José Padilla, David Mora y Paco Ureña, entre tantos otros, se sumó el viernes 24 el de David de Miranda, un torero que hace menos de dos años se veía sin posibilidades de mover sus piernas por un grave percance sufrida en la zamorana plaza de Toros y que, a pesar de su escaso bagaje y con base en su esfuerzo y capacidad, llegó a Madrid para triunfar y abrir la puerta Grande de forma rotunda y emocionante.
"Después de lo vivido, que ya es pasado, y también por el lanzamiento de mi carrera, era muy necesario un triunfo así -Reconoce con sobriedad el torero onubense-. Estoy feliz porque no es fácil que se reúnan las cosas que se tienen que conjugar para que algo como lo de aquella tarde se de. Afortunadamente, la suerte me pilló con los deberes echos y pude estar a la altura de un compromiso tan importante. Ahora, te digo todo esto después de haberle estado dando vueltas toda la noche, porque si hubiésemos hablado inmediatamente después de la puerta grande no habría tenido parabras para decirte lo que se me estaba pasando por la cabeza".
-Despues de como se estaba dando la tarde, que tu primer toro y el lote de El Juli no funcionaron, ¿Llegastes a perder la fe en que algo así pudiera pasara?.
-Sinceramente, no. Hombre es verdad que las expectativas eran menores, porque es Madrid y es muy, muy complicado que todas las circunstancias se junten para que un triunfo así se pueda dar, pero se trataba de una gran ganadería como la de Juan Pedro Domecq, que siempre, en cada corrida, suele soltar dos o tres toros que embisten con calidad, así que mantenía la fe de la corrida y estaba preparado para lo que pudiera salir. De hecho, me habían gustado cosas de los toros, aunque no terminara de romper la tarde. Por otra parte, me gustaba ese sexto, sabía que era un toro fuerte, serio, con hechuras de embestir y, gracias a Dios, así fue.
-Cuando te ves delante de un toro así, ¿se incrementa la presión por la responsabilidad de estar a la altura?
-Hasta cierto punto sí, pero más por la plaza en la que estás, que por la presión que te añade el toro. Finalmente, es para lo que te preparas toda la vida, para poder resolver delante de un toro bravo, exigente, encastado y como lo fue "Despreciado", pero ya no se trataba de resolver, sino de tirar la moneda en cada muletazo, era el momento de apostar fuerte, con la certeza de que no tenía nada que perder y todo que ganar. Sabía lo que me jugaba y era mi momento. Me sentí seguro, confiado por que era lo que siempre había buscado, lo que quería, por eso pude disfrutar mucho la faena y sentir en público de Madrid que es lo que más me llena.
-En que momento viste que tenías verdaderas opciones de un triunfo grande?.
-Ya con el capote vi que era bravo y que tenía sus cosas, como todo toro bravo, pero que había que ordenarlo, que estaba en mí ayudarle a romper. Pero después del primero puyazo si pensé "este va a servir", porque le vi la intención de empujar los chismes por abajo, con codicia y franqueza. Y después de la segunda vara, cuando le hago el quite por chicuelinas, vi que el toro se templó mejor, que ese temperamento de salida se había transformado en clase y fondo.
Fue de más a mucho más. Es el toro que Madrid sabe ver y valorar, porque tiene emoción y esa raza que hace que todo tenga importancia.
-¿Y cuándo empezaste a soñar con la Puerta Grande?.
Bueno, eso siempre. sobre todo, despierto. Pero durante la faena escuchaba rugir la plaza y sentía que podía ser, que estaba ahí, pero no quería perder el norte. No es fácil que un torero como yo, con poco bagaje, con sólo una sola corrida de toros este año y casi sin contratos por delante, pueda aguantar antes la presión y la necesidad de un triunfo grande que te haga sacar la cabeza, muchas veces caes presa de la pasión y de la euforia del momento, pero lo que me pasó fue me sentí libre, no me pesó nada de eso. Creo que todo lo vivido antes, la lucha por intentar llegar, primero, y por volver a caminar y a torear, después, me ayudó a disfrutar del momento, a saborearlo. Fue verdaderamente feliz con "Despreciado", quería que se parase el tiempo y seguir toreando. Pienso, además, que todo eso hizo que esa actitud se reflejase en el tendido y por eso llegó con tanta fuerza.
-¿Qué pasó por tu cabeza cuando viste que se asomó el segundo pañuelo en el palco?.
- Es que me rompí... no pude evitar las lágrimas, porque era el premio a tanta lucha, tanto sacrificio. Oye, y no soy el único, todos aquí nos dejamos la vida por vivir algo así, por tanto, es algo normal. Los percances nos llegan a todos tarde o templano,pero, personalmente, he vivido dos años muy duros, de estar en una silla de ruedas y poder quedarme así para siempre, a poder salir a hombros en Madrid... es que me vuelvo a emocionar. ¿Sabes que sentí? Sentí paz, tranquilidad. Estaba relajado y pensaba que todo había merecido la pena. Mira que no lo celebré con una fiesta. Me quite el vestido, cené y me fui a la cama, pero fui incapaz de coger el sueño, le di vueltas a la cabeza toda la noche, reviviendo cada momento, quería conservar cada embestida, cada olé, el grito de ¡Torero, Torero! No quería dormir, creo que segí toreando y al despertarme todavía no me lo creía.
-Ahora a disfrutarlo
-Bueno y a apretar (Risas), porque aquí no se puede aflojar. Es cierto que lo que estoy viviendo a estas horas es muy bonito, pero si quiero que esto continúe lo que tengo que hacer es apretar más, todos los días, por que ya no sólo las figuras, sino que hay una baraja de toreos jóvenes que están dando el paso y no nos podemos quedar atrás. quiero estar ahí, en la pelea.
-¿Y que te dijo el Juli?
-No nos conocíamos, pero me dijo que sabía de mi carrera y de lo que me había pasado. Me dijo que se alegraba mucho de que hubiera superado todo esto y que me respetaba como compañero, que tenia fe en mis cualidades. Después me dio la enhorabuena, se alegró de mi y me dio un abrazo.
-Simón Casas ha ofrecido poner dos toros más de Jandilla para que entre en el cartel del sábado 8 de Junio en Nimes.
-Eso he escuchado, pero todavía no me ha dicho nada mi apoderado. Ojalá y sea así, porque entonces significa que por que las cosas empiezan a cambiar para mí. Creo que este San Isidro ha sido una una apuesta por la renovación y así está saliendo, han puesto una camada buena de torreros con personalidad, con calidad y con ambición, que lo único que necesitamos es que nos den un poco de sitio. Evidentemente, nos lo tenemos que ganar, pero estaría bien empezar a meter la cabeza en estas ferias.
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