PAQUIRRI (Francisco rivera) SU DESPEDIDA SOÑADA DE LOS RUEDOS
Rivera Ordóñez se cortó la coleta en la Goyesca de Ronda.
Los dos pañuelos aparecieron por el palco. Una mezcla entre la
emoción y los recuerdos. Sentimientos a flor de piel de una trayectoria,
de una familia unida por y para el toro, de una vida. Más de 25 años
desde aquel agosto de 1991 cuando en el mismo ruedo de Ronda diera sus primeros capotazos en su presentación en público. Francisco Rivera Ordóñez, ‘Paquirri’ en los últimos años en los carteles, se cortó al coleta en su plaza, la de Antonio Ordóñez, en una tarde que, más allá de las orejas, quedará grabada en el recuerdo.
Y de los brazos de El Fandi pasó a los de Perera, y a los de El Tato y así hasta llegar a Cayetano que no quiso que nadie le quitara la oportunidad de sacarle en su última salida en hombros por la puerta de Pedro Romero. A pesar del rabo que estuvo a punto de cortar su hermano pequeño, de la plenitud de Perera, del arrojo de Castella, de la espectacularidad de El Fandi o del histórico Ventura, nadie le quiso quitar un ápice de protagonismo sin evitar la competencia y rivalidad que se vivió hasta en el segundo tercio donde se vió banderillear al francés o un par al quiebro con las cortar de Cayetano para no olvidar.
Rivera Ordóñez se fue a porta gayola para recibir al que iba a ser, en principio, el último toro de su carrera. Ya de pie, toreó a la verónica con una entrega que le acompañó durante toda su actuación.
Compartió banderillas con El Fandi y con la muleta, el toro se rajó. Tanto quiso el torero de dinastía en el día de su despedida que sufrió una tremenda voltereta de la que, afortunadamente, se repuso. El toro se agarró al piso y ahí terminó la historia. Después de saludar una ovación, pidió el sobrero. Esta vez sí, el sobrero de Jandilla fue el último toro de la carrera de Francisco Rivera Ordóñez. No fue el toro soñado pero el torero lo puso todo para firmar su obra que pondrá el broche de oro a más de 25 años de trayectoria. Completó un buen tercio de banderillas antes de brindar a su hija. Hizo un gran esfuerzo Francisco con todo el mundo apretando para que cortara las dos orejas.
El presidente tuvo sensibilidad para poner la guinda a una gran tarde.
La dupla Cayetano y Ronda es una
pasión inexplicable. Historia de sangre. El torero recibió al sexto con
una larga cambiada y lo remató con una espectacular serpentina. Invitó a
banderillerar a Paquirri y a Fandi
pero cuando llegó su turno, cambió los palos largos por las cortas y no
dudó en citar al toro para dejar un increible par al quiebro. Fue
emocionante el brindis a su hermano. Desde el inicio con la muleta, el
público entró en la faena y no se despegó de lo que pasó en el ruedo
hasta que rodó el toro sin puntilla. Hubo conexión, pasión y entrega. La
petición del rabo fue unánime pero el presidente no quiso sumarse a
una tarde histórica.
Miguel Ángel Perera puso al público en pie en el quinto. Entró en su turno de quites y tras un gran tercio de banderillas por parte de Curro Javier y Guillermo Barbero, no dudó en echarse a los terrenos del toro para hacer vibrar los cimientos del histórico coso. El extremeño puso la transmisión sin corregir un ápice las zapatillas, con continuidad, en un alarde de valor sin alharacas. Pegó un espadazo y cortó las dos orejas.
El cuarto capítulo nos dejó un momento único: Sebastián Castella cogió las banderillas para poner un par al quiebro en los medios junto con Rivera Ordóñez y El Fandi que dieron al segundo tercio un gran entretenimiento. Tuvo mucha quietud y seguridad la labor del francés al toro que si no rompió a mucho más fue porque se lesionó de una pata en el tramo final de la faena. Soberbio espadazo y oreja.
El saludo capotero de El Fandi frente al tercero fue vibrante. Compartió banderillas con Paquirri, al que brinó también su faena, sobre el que destacó el último par al violín. Tuvo dificultades este toro de Garcigrande pero David le tocó las teclas exactas para cuajarle una faena de mucho mérito. Sonó un aviso y cortó una oreja.
La sola presencia de Diego Ventura en la Goyesca de Ronda era historia por sí misma. El primer rejoneador en hacer doblete en la Goyesca, en el festejo de a pie como a caballo, pero además cuajó un faenón al primero de la tarde. Brindó a Rivera Ordóñez antes de formar un alboroto con Nazarí, Lío y Fino. Batidas en un espacio casi imposible, siempre llevando cosido al toro a la grupa. El final con Remate junto con un rejonazo sin puntilla fueron la guinda para cortar las dos orejas.
Y de los brazos de El Fandi pasó a los de Perera, y a los de El Tato y así hasta llegar a Cayetano que no quiso que nadie le quitara la oportunidad de sacarle en su última salida en hombros por la puerta de Pedro Romero. A pesar del rabo que estuvo a punto de cortar su hermano pequeño, de la plenitud de Perera, del arrojo de Castella, de la espectacularidad de El Fandi o del histórico Ventura, nadie le quiso quitar un ápice de protagonismo sin evitar la competencia y rivalidad que se vivió hasta en el segundo tercio donde se vió banderillear al francés o un par al quiebro con las cortar de Cayetano para no olvidar.
Rivera Ordóñez se fue a porta gayola para recibir al que iba a ser, en principio, el último toro de su carrera. Ya de pie, toreó a la verónica con una entrega que le acompañó durante toda su actuación.
Compartió banderillas con El Fandi y con la muleta, el toro se rajó. Tanto quiso el torero de dinastía en el día de su despedida que sufrió una tremenda voltereta de la que, afortunadamente, se repuso. El toro se agarró al piso y ahí terminó la historia. Después de saludar una ovación, pidió el sobrero. Esta vez sí, el sobrero de Jandilla fue el último toro de la carrera de Francisco Rivera Ordóñez. No fue el toro soñado pero el torero lo puso todo para firmar su obra que pondrá el broche de oro a más de 25 años de trayectoria. Completó un buen tercio de banderillas antes de brindar a su hija. Hizo un gran esfuerzo Francisco con todo el mundo apretando para que cortara las dos orejas.
El presidente tuvo sensibilidad para poner la guinda a una gran tarde.
Miguel Ángel Perera puso al público en pie en el quinto. Entró en su turno de quites y tras un gran tercio de banderillas por parte de Curro Javier y Guillermo Barbero, no dudó en echarse a los terrenos del toro para hacer vibrar los cimientos del histórico coso. El extremeño puso la transmisión sin corregir un ápice las zapatillas, con continuidad, en un alarde de valor sin alharacas. Pegó un espadazo y cortó las dos orejas.
El cuarto capítulo nos dejó un momento único: Sebastián Castella cogió las banderillas para poner un par al quiebro en los medios junto con Rivera Ordóñez y El Fandi que dieron al segundo tercio un gran entretenimiento. Tuvo mucha quietud y seguridad la labor del francés al toro que si no rompió a mucho más fue porque se lesionó de una pata en el tramo final de la faena. Soberbio espadazo y oreja.
El saludo capotero de El Fandi frente al tercero fue vibrante. Compartió banderillas con Paquirri, al que brinó también su faena, sobre el que destacó el último par al violín. Tuvo dificultades este toro de Garcigrande pero David le tocó las teclas exactas para cuajarle una faena de mucho mérito. Sonó un aviso y cortó una oreja.
La sola presencia de Diego Ventura en la Goyesca de Ronda era historia por sí misma. El primer rejoneador en hacer doblete en la Goyesca, en el festejo de a pie como a caballo, pero además cuajó un faenón al primero de la tarde. Brindó a Rivera Ordóñez antes de formar un alboroto con Nazarí, Lío y Fino. Batidas en un espacio casi imposible, siempre llevando cosido al toro a la grupa. El final con Remate junto con un rejonazo sin puntilla fueron la guinda para cortar las dos orejas.
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