La leyenda de López Simón, el héroe desafiante
Dos días después de su grave cornada, se «escapó» para respirar el aire del hospital, que ayer abandonó.
Algún día contará la leyenda que un hombre con el muslo partido y un costurón de casi medio metro «huyó» por su propio pie del hospital con las vías de la medicación intravenosa aún puestas y la cicatriz fresca de apenas 48 horas. Se adornará la leyenda narrando que ese hombre se enfundó un pantalón corto y una camiseta, se caló una gorra para pasar inadvertido, cruzó la calle y se dirigió a un parquecito en busca de la libertad que solo siente al torear. Porque ese hombre es un torero:Alberto López Simón, según la partida de nacimiento de 26 de noviembre de 1990.
La leyenda dirá que en ese parque soñó la verdad del toreo y que, con la femoral disecada y el recto interno desgarrado, paseó como si tal cosa. Pero esta vez la leyenda es pura realidad: «Necesitaba respirar aire fresco. Salí a andar un poquito porque me agobian los espacios cerrados», comenta el matador con total naturalidad. Allí contempló durante quince minutos «las marionetas y los títeres de las fiestas». Y regresó a la habitación 301 de la clínica albaceteña Santa Cristina «mucho más tranquilo y despejado; tanto tiempo encerrado no me distraen ni la tele, ni los libros, ni nada».
La historia irá más allá: con el muslo abierto se puso a torear de salón con el batín. «Tenía muchas ganas», comenta. Y se planteó reaparecer apenas cinco días después de la grave cornada sufrida en Albacete. "Yo he dicho que me guarden la fecha del martes, pero me dicen que es muy precipitado; tendrá que ponerse la pierna más fuerte". Esta es la leyenda viva de Simón, que así se le conoce ya entre aficionados y tantas gentes del pueblo que se interesan por el estado de un "chaval que se arrima como ninguno..." No solo se arrima, expone con máxima sinceridad, torea fenomenal y tiene madera heroica, como si el dolor del percance se evaporara con las sensaciones delante del toro. Una bendita locura que solo entienden quienes lo viven en primera persona, aunque las molestias existen: «Cojeo un poco».
En su mente está reaparecer «ya», pero la lógica, su apoderado, Julián Guerra, y los médicos intentan convencerlo de que es demasiado pronto. Lo que no se perderá, salvo complicaciones de la herida -que evoluciona favorablemente-, será su confirmación en el coliseo francés de Nimes el 20 de septiembre. «Me hace una ilusión tremenda y no me gustaría perdérmela por nada del mundo». Ahí se marca la fecha de reaparición: un día antes está contratado en Murcia, aunque todas las horas serán buenas para volver en mejor estado... Diez lunas separan la tarde la cornada del objetivo para la vuelta. ¿Otra pasta? «Es de otro planeta», espeta un fan.
Claro que este joven de Barajas que está revolucionando el escalafón ya ha dibujado naturales con el batín en la clínica Santa Cristina, que abandonó este mediodía por su propio pie. El doctor Masagosa, una eminencia en cirugía taurina, le retiró los drenajes: «Le hicimos una exploración vascular y no hay problemas, la herida va muy bien», explica el cirujano.
Ahora López Simón continuará la recuperación en su domicilio de Madrid, con la vista puesta en Nimes. A la gran revelación de 2015 le aguarda un final de temporada de alto voltaje, con su doble reto en la Feria de Otoño y el mano a mano con Talavante en Zaragoza. «Yo por mí me probaba mañana con unas vacas, todos los compromisos son importantes, el puente que va a ese sitio de privilegio...» Cosas de toreros que desafían las leyes de la física, la medicina y la naturaleza.Cosas de héroes.
CORNADA
ResponderEliminar“Valiente, López Simón, torero de corazón.”
¿Recibir una cornada?,
a mí no me importa nada,
vengo al ruedo por el triunfo
de los Dioses del Olimpo.
Siempre buscando la gloria,
forjando fiel trayectoria,
plasmo mi verdad taurina,
que en el arte se origina.
Valor, arrojo, hombre fuerte,
confiadísimo en la suerte,
me cuida La Virgencita,
mi vida lo necesita.
Soy torero de fortuna,
de los cuernos de la luna,
preparo muy bien mis tientas,
el paseíllo, en Las Ventas.
Arrimado, más que nada,
¿qué me importa una cornada?,
pitones, rocen mi traje,
del miedo, hoy, me sustraje.
En los gajes de un oficio,
que da cielo o precipicio,
cortando rabo y orejas,
logrando indulto, sin quejas.
Defiendo mi tauromaquia,
realidad, festejo, magia,
me gusta astado cinqueño,
bravo, de casta, de ensueño.
Con más de quinientos kilos,
que levante los suspiros,
más de media tonelada
que, a mí, no me importa nada.
Soy espada, el más osado,
¡madre mía!, toro pasado,
muy cerquita de mi vientre,
Dios proteja al que lo intente.
¡Qué un olé, surque los vientos!,
las palmas sean mis alientos,
de una afición sublimada,
por el toreo enamorada.
Banda de Música, suene,
que un paso doble, resuene,
tóquenme “España Cañí”,
la cuna donde nací.
Viendo llenos los tendidos,
por seres bien entendidos,
en cuestiones de la lidia,
con decoro, sin perfidia.
¿Qué pierdo, al perder la vida,
sufriendo mortal herida?,
revolcado, lastimado,
nunca, jamás me he rajado.
Piel surcada, por raíces,
sangrantes mis cicatrices,
cosidas llevo las venas,
de un hilo penden mis penas.
Aunque sufra otra cornada,
a mí no me importa nada,
mas que cimbrar una Plaza,
soy alma que no fracasa.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 20 de septiembre del 2015
Dedicado a Don Carlos Campos, fiel amante del toreo
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
CORNADA
ResponderEliminar“Valiente, López Simón, torero de corazón.”
¿Recibir una cornada?,
a mí no me importa nada,
vengo al ruedo por el triunfo
de los Dioses del Olimpo.
Siempre buscando la gloria,
forjando fiel trayectoria,
plasmo mi verdad taurina,
que en el arte se origina.
Valor, arrojo, hombre fuerte,
confiadísimo en la suerte,
me cuida La Virgencita,
mi vida lo necesita.
Soy torero de fortuna,
de los cuernos de la luna,
preparo muy bien mis tientas,
el paseíllo, en Las Ventas.
Arrimado, más que nada,
¿qué me importa una cornada?,
pitones, rocen mi traje,
del miedo, hoy, me sustraje.
En los gajes de un oficio,
que da cielo o precipicio,
cortando rabo y orejas,
logrando indulto, sin quejas.
Defiendo mi tauromaquia,
realidad, festejo, magia,
me gusta astado cinqueño,
bravo, de casta, de ensueño.
Con más de quinientos kilos,
que levante los suspiros,
más de media tonelada
que, a mí, no me importa nada.
Soy espada, el más osado,
¡madre mía!, toro pasado,
muy cerquita de mi vientre,
Dios proteja al que lo intente.
¡Qué un olé, surque los vientos!,
las palmas sean mis alientos,
de una afición sublimada,
por el toreo enamorada.
Banda de Música, suene,
que un paso doble, resuene,
tóquenme “España Cañí”,
la cuna donde nací.
Viendo llenos los tendidos,
por seres bien entendidos,
en cuestiones de la lidia,
con decoro, sin perfidia.
¿Qué pierdo, al perder la vida,
sufriendo mortal herida?,
revolcado, lastimado,
nunca, jamás me he rajado.
Piel surcada, por raíces,
sangrantes mis cicatrices,
cosidas llevo las venas,
de un hilo penden mis penas.
Aunque sufra otra cornada,
a mí no me importa nada,
mas que cimbrar una Plaza,
soy alma que no fracasa.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 20 de septiembre del 2015
Dedicado a Don Carlos Campos, fiel amante del toreo
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)